Es muy difícil atrapar a un pájaro en libertad y, en el intento, posiblemente hagas el ridículo. En España, los censores de la dictadura franquista casi consiguieron capturarlos para encerrarlos en la jaula del olvido pero, al final, se dieron de bruces. En 1970, al escritor José Luis Estrada y Segalerva le llegaron por casualidad unos libros de una tal María Zambrano. Asombrado por lo que estaba leyendo, decidió escribir al ayuntamiento de Vélez Málaga, localidad natal de la filósofa, para solicitar cualquier dato que se supiera de esta señora. Al poco tiempo, el alcalde respondió a la misiva contándole que lo único que había encontrado es que a su padre se le escapó una cotorra y, al ser muy gracioso cómo pretendía recuperarla, las chirigotas del carnaval de aquel año dieron buena cuenta del hecho con sus correspondientes mofas. Terminaba lamentando comunicarle que de la hija no se sabía nada de nada.
Sólo 14 años más tarde, habiendo sido antes galardonada con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su larga labor filosófica y literaria, aterrizaba en Barajas María Zambrano que, a la pregunta de cómo se sentía al pisar de nuevo su país tras 45 años de exilio, respondía con un enigmático "siempre he estado aquí" (cosas de pájaros). Después, ya con todo el pelo blanco, regresó a su pueblo convertida en una de las mujeres más importantes del planeta.
"Que todo se apacigüe" es el emocionante poema musicado de María Zambrano que el siempre indagador Rafa Hidalgo ha lanzado ayer 20 de octubre con un precioso y original video clip realizado por el genial Ramón Guirado "el Chatarrero". Se trata del merecido primer single del exquisito y necesario álbum "Poesía andaluza" que vio la luz el pasado viernes 17 de septiembre y que se presentará en directo el próximo 23 de diciembre en la sala "La Mecánica" de Jaén. Ya podéis imaginar por el nombre que, en este trabajo, el músico jiennense transforma en canciones los mejores versos de 7 de los más ilustres poetas y poetisas de nuestra región. Cosas de pájaros a los que Hidalgo les da nuevas alas y los revitaliza. De esta manera, no se puede empezar mejor que con Lorca y su "Soneto de la dulce queja" al que, con una preciosa melodía popera, en lugar de solemnizarlo como casi siempre, se le rejuvenece y actualiza. De los 5 premios Nobel de literatura españoles, dos de ellos son andaluces y ambos se incluyen en el disco. El cantautor consigue allanar la profundidad del "Corazón negro" de Vicente Aleixandre "bachatizándolo" así como, con calidez, nos acerca al Juan Ramón Jiménez de "A mi alma". Siguiendo con el resto de escritores, la música le da un extra de intimidad al poema "Campana de la vela" de María Enciso y, debido a su enorme popularidad, era imposible prescindir de, en mi opinión, el insulso y simplista Bécquer. Sin embargo, Hidalgo ha tenido la inteligencia de trabajar en su poema menos malo ("Volverán las oscuras golondrinas") y también acierta meciendo sus versos con aires de vals.
Si no se podía empezar mejor que con Lorca, había que terminar con algo insuperable. Creo que ya lo habéis adivinado: Antonio Machado. El álbum acaba con un alegre y esperanzador "Yo voy soñando caminos" que dibuja la sonrisa en nuestro rostro y nos hace sentir en plena satisfacción por todo lo escuchado.
Igual que en su primer trabajo "En movimiento", Rafa Hidalgo cuenta con la excepcional base rítmica de un inspirado Andrés González como percusionista y un siempre virtuoso Chico Haro al bajo que también hace los coros, ayuda en los arreglos y produce el disco junto a Francis Armenteros.
"Poesía Andaluza" es un álbum imprescindible y no sólo por el rollo ese que siempre queda muy bien de que hay que difundir nuestra cultura y homenajear a los destacados poetas de nuestra tierra, sino por el tono actual y cercano que el cantautor jiennense ha conseguido dar a los que, en realidad, igual que la Zambrano, siempre han estado aquí. Sí, un aire renovador y fresco que, además, respeta al máximo el poderoso vuelo de cada verso porque, sin duda, Rafa Hidalgo sabe que es muy difícil atrapar a un pájaro en libertad y, en el intento, posiblemente hagas el ridículo.
