En el mismo sitio y a la misma hora, en este caso entre las tres y las cuatro de la tarde, y sin importarle que en las proximidades haya árboles y vehículos. Así actúa el pirómano que desde hace poco más de un mes trae por la calle de la amargura a los vecinos de Chapín Norte metiendo fuego a contenedores de la calle Ámberes y el entorno de la zona.
Por su modus operandi, los residentes lo tienen claro: “busca hacer el mayor daño posible”, denuncia una vecina que este viernes dio la voz de alarma al 112 cuando al asomarse a la terraza vio otro de los contenedores ardiendo. Pasaban las tres de la tarde. Su marido y otros vecinos “bajaron corriendo” y “movieron el resto de contenedores entre todos” para que el fuego no se propagara y alcanzara a los coches estacionados mientras llegaban ls bomberos y la Policía Nacional. El enfado era monumental. Nadie, de momento, lo ha visto en acción, pero todo transcurre en cuestión de segundos y lo que tienen claro es que la ha tomado con esta zona.
De los tres contenedores, siempre quema el de en medio, y en este caso se da la circunstancia de que el que ha salido ardiendo este viernes se instaló recientemente para sustituir otro al que también metieron fuego. Los vecinos llaman a la colaboración ciudadana para identificar con el autor de estos actos vandálicos. Según datos facilitados por el Ayuntamiento en otras oleadas de incendios de contenedores, el precio de este mobiliario urbano ronda los 1.000 euros.
