Ateniéndose a las fechas que baraja el Ayuntamiento de San Fernando, que calcula para finales de mes la culminación de esta parte de la obra de remodelación de la plaza del Rey, a la estatua del general Varela le quedaría cuatro telediarios hasta el 31 de enero. Otra cosa es que ese final de mes sea el principio del otro.
Pero lo que está claro es que no hay marcha atrás en la retirada de la estatua ni nadie se ha amarrado a las piedras casi octogenarias para evitar el traslado a uno de los almacenez municipal, único final conocido hasta ahora como nueva morada del bilaureado general rebelde.
La fuente ya no existe y la musa que presidía el conjunto está custodiada en ese almacén municipal, mientras se van quitando perfectamente numeradas las placas que recisten el monumentos, frisos alegóricos sobre la vida del militar, muchos de ellos enmarcados en la Guerra Civil española, de ahí su afectación por la Ley de Memoria Histórica.
Poco a poco se va desmantelando con sumu cuidado el monumento, como corresponde a una de las obras cumbres de Aniceto Marinas, realizada en plena madurez artística.