El segundo día de la huelga convocada por la Plataforma Nacional en Defensa del Sector de Transporte la subida de los carburantes y sus condiciones laborales ha tenido una desigual incidencia en el comercio gaditano pero ha elevado la incertidumbre sobre lo que pueda ocurrir en los próximos días.
Rafael Arzúa, detallista del Mercado Central, se volvió de vacío de la lonja. De los diez tipos de marisco que suele comprar, solo disponía de uno porque “no ha llegado el camión”. “No he abierto y no sé si mañana lo haré”, duda, al tiempo que lamenta que “los precios estén desorbitados” por la falta de abastecimiento.
Manuel Núñez, responsable del establecimiento Dkay, también en el Mercado Central, donde se puede adquirir pescado frito, por el contrario, no ha tenido problemas por el paro sectorial, sino por la escasez de aceite de girasol por la guerra en Ucrania. El presidnete de la patronal Horeca, Antonio de María, confirma, asimismo, que sus asociados están desarrollando su actividad con normalidad.
La Asociación de Repartidores Gaditanos, ARGA, no lo ha podido hacer, sin embargo. En un vídeo que circula por redes sociales, se puede escuchar a integrantes de un piquete increpar a un conductor de una empresa de mensajería y le amenazan con que, si vuelven a interpectarlo trabajando, tomarán medidas más contundentes.
La organización, que comparte parcialmente las reivindicaciones, duda si sumarse a la movilización o no hacerlo. Algunos de sus miembros han parado, pero la mayoría de ellos, autónomos, tienen dificultades para asumir el coste de la paralización del trabajo. “Algo hay que hacer con el precio de la gasolina”, apuntan fuentes de la organización, pero la falta de comunicación y la confusión, sin interlocución con la plataforma, es total.
