A l principio creía que era normal que su novio le gritase y le diera patadas. Gracias al programa Mujeres en Modo ON VG, de Inserta Empleo, perteneciente a la Fundación Once, logró salir de la situación de violencia de género que sufrió durante cinco años. Uno de los muchos testimonios de mujeres con discapacidad que han sufrido violencia machista, pero que cambiaron sus vidas gracias a esta iniciativa, por medio del empleo y el emprendimiento.
“Durante las entrevistas que realizaba a mujeres con discapacidad, Inserta Empleo detectó la necesidad de contar con un programa específico para ayudar a las víctimas de violencia de género a recuperar las riendas de su vida. Fue a partir de 2017 cuando comenzamos a registrar una variable que se daba con asiduidad y que no estaba recogida en los registros oficiales, mujeres con discapacidad que estaban sufriendo violencia machista, ahí empezamos a identificar numéricamente los casos y a anotarlos en nuestros registros internos. Gracias también al Fondo Social Europeo que cofinancia este programa pudimos poner en marcha este ambicioso proyecto”, explica Francisca Cortés, consultora de Inserta Empleo. Así, en los últimos años, Inserta Empleo, la consultora de recursos humanos de la Fundación Once, ha orientado a más de 3.500 mujeres, casi un millar en el marco de Mujeres Modo ON-VG; y logrado 1.020 contratos laborales, 200 de ellos fruto de esta iniciativa.
Desde que comenzó el programa hasta el cierre de 2021, este recurso atendió a 35 mujeres en la provincia de Cádiz y consiguió 10 inserciones laborales. “El trabajo les ayuda a conseguir autoindependencia, a sentirse realizadas y válidas”. En cuanto a las posibilidades de denuncia de una mujer discapacitada que ha sufrido violencia a menudo se ven limitadas. “Por múltiples motivos, es más complicado acceder a poner una denuncia, y por eso solo el 53% de las mujeres atendidas a nivel nacional ha denunciado, de este tanto por ciento, en muchas ocasiones se retira. Al final, un 47% de las mujeres que nos llegan al proyecto o bien nunca han denunciado o no han solicitado ayuda previamente”.
Lo que llama poderosamente la atención es que la violencia de género provoca discapacidad hasta en un 27% de las víctimas, un dato superior al que ya se recogía en la última macroencuesta sobre violencia de género en 2019. “Nos han llegado mujeres que han perdido un ojo por un puñetazo, otra que se han quedado sordas a causa de un golpe, historias difíciles de digerir pero reales”.
A la oficina de Jerez llegaron 35 mujeres con discapacidad víctimas de violencia machista, sin contar aquellas que por diversos motivos no quieren identificarse como tal aunque lo hayan manifestado abiertamente. “Estos datos reflejan esa dificultad al acceso de los recursos”.
Francisca Cortés pone el ejemplo real de cómo una mujer sorda que se encuentra en una situación de violencia y decide denunciar vive una doble discriminación. “Cuando deciden actuar tienen que contar la misma versión en diferentes ámbitos, y no siempre va acompañada por el mismo intérprete. La discapacidad es una dificultad añadida que múltipla el efecto de la violencia”. Y, finalmente, señalan la cantidad de factores que confluyen en las mujeres que se encuentran. “Mucha de la violencia que se ejerce sobre este colectivo no viene solo por parte de sus parejas o exparejas; sino de sus familias, cuidadores o entidades sociales, que a veces por desconocimiento, no ofrecen la atención más adecuada en estas circunstancias”.
‘Mujeres en Modo ON VG’ potencia la independencia a través del trabajo
El programa de ‘Mujeres en Modo ON VG’ de Inserta Empleo tiene como objetivo crear un espacio seguro en el que las mujeres se sientan libres. En primer lugar, se hace una evaluación inicial para ver cuál es su situación, se diseña un ciclo de recuperación que se divide en tres grandes áreas. El primero es el desarrollo personal, aquí se trabajan los aspectos que estén dañados contribuyen a mejorar su autoestima. La segunda tiene que ver con el desarrollo profesional, definir y ajustar las expectativas respecto al puesto que quieren desempeñar. Más tarde, se comienza con la búsqueda activa de empleo e inserción laboral. Las consultoras analizan puestos específicos y realizan un acompañamiento hasta el final.