Sí hay un momento especialmente íntimo en la Semana Santa alcalaína, ese es el Vía Crucis por las calles del barrio de San Juan y los Arrabales de la Mota en la noche del Miércoles Santo. Este año, el recorrido del Santísimo Cristo de la Salud por las empedradas calles era especialmente aguardado, tras la larga espera desde aquel Miércoles Santo de 2019 en que se producía su última salida.
Los cielos tormentosos se dibujaban de fondo sobre el perfil de la recoleta iglesia arrabalera. Quizá por eso, la comitiva salía con puntualidad, a las nueve de la noche, tras el besapié que se celebraba desde las siete de la tarde. En esta ocasión, las estaciones tenían previsto hacer sus paradas, por este orden, en la Trinidad, Placeta de Carmen Juan Lovera, Jardines de la Fortaleza de la Mota, antiguo barrio de San Sebastián, Puerta de Santiago, Caballerizas de los Abades, inicio de la calle que va a la Alcazaba, Pórtico de Santa María la Mayor, Capilla del Deán, Puerta de la Imagen, Puerta de las Lanzas, espaldas del antiguo Convento de la Trinidad, calle Romancero e iglesia de San Juan.
Sin embargo, en torno a las diez y cuarto de la noche, la lluvia repentina hacía acto de presencia, obligando a la comitiva a resguardarse en la Iglesia Mayor Abacial. Una circunstancia oportuna dentro de la adversidad, que permitió al Cristo de la Salud ser guarecido en el templo, en tanto en que remitía el aguacero, para después regresar a San Juan.
Este final algo accidentado no empaña la noche de recogimiento vivida en el incomparable escenario, sin duda uno de los más espectaculares que pueden encontrarse en la Semana Santa de la provincia.
