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Lunes 18/11/2024
 

Arcos

Medio siglo en la onda flamenca y animando el arte cabal por el mundo

El escritor José María Velázquez nos deja su testimonio sobre su libro ‘De la noche a la mañana (medio siglo en la voz de los flamencos)’ y su trayectoria

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  • José María Velázquez se siente como ‘un chaval’ al que fluyen constantemente nuevas ideas y proyectos. -

'De la noche a la mañana’ (medio siglo en la voz de los flamencos) es el título del todavía último libro del -gaditano-arcense José María Velázquez, una voz indispensable en la radio de nuestro país durante los últimos 50 años como escritor y directorpresentador del programa ‘Nuestro Flamenco’ que se emite  en RNE, aunque su particular leyenda nos retrotrae hasta los años setenta cuando co-presentó la serie documental  ‘Rito y geografía del cante’ en la entonces única televisión de nuestro país. Eran los tiempos del blanco y negro. Ahora, en pleno 2022, visita los estudios de una televisión en color, 7 TV-Arcos, en la empinada calle Alcalde Rafael Enríquez o ‘Cuesta de la Rujana’, vistiendo americana color caqui y perfectamente armado para la entrevista cuya excusa es esa, su último libro, aunque el propósito sea en realidad escudriñar su interesante perfil humano y profesional. 80 años de vida bien vivida dan para mucho...

¿Qué tal está funcionando el libro? ¿Es ‘De la noche a la mañana (medio siglo en la voz de los flamencos)’ una obra definitiva como resumen de tantos años detrás del micrófono y atesorar testimonios de los grandes artistas flamencos que ha  tenido la dicha de entrevistar?

– El libro va muy bien; he hecho presentaciones en Madrid, Barcelona, Almería, Alicante, Murcia, Jerez, Cádiz, Sevilla y, ahora, en San Fernando. Afortunadamente, está interesando y estoy satisfecho con la acogida. Es medio siglo de historia del flamenco y parece que está teniendo mucha aceptación entre los cantaores y cantaoras, bailaores y bailaoras,  guitarristas y los artistas flamencos en general. En Sevilla lo presentó el escritor Juan José Téllez y la cantaora Rocío Márquez, quien me dedicó espontáneamente un cante. Los flamencos que hablan por mi en el libro y de los que yo hablo son los que más satisfechos están.

Creo que está a punto de cumplir los ochenta si es que ya no lo ha hecho. ¿Se siente en un momento dulce de creatividad?

– Acabo de cumplir los 14, porque desde hace muchos años me voy quitando uno. He llegado a cumplir 14 y, bueno, eso me gratifica y me tiene muy joven, muy fuerte y muy contento. Lo que pasa es que cuando llegue a cero años no sé qué va a ocurrir.

Pepe Marchena, Antonio Mairena, Caracol, Paco de Lucía, Menese, Camarón, Morente, Antonio Gades, Manolo Sanlúcar… han sido algunos de los artistas con los que ha mantenido una relación estrecha. Supongo que se lo habrán preguntado en más de una ocasión, pero ¿qué flamencos son los que más le han influenciado?

– Es curioso porque yo no soy mitómano. No tengo una línea directa hacia un artista determinado. Creo que todos los artistas tienen algo que ofrecer y algo que decir, en el cine, en la pintura..., y en este caso en el flamenco. Esa diversidad enriquece al género flamenco y precisamente en esa diversidad, cada uno de ellos aporta  algo interesante que te enriquece como poeta y artista, y algo que te descubren a partir de su propia música. He tenido la oportunidad de entrevistarlos y mantener con ellos largas charlas fuera de micrófono, que son las mejores naturalmente.  He escrito este libro bajo mi condición de poeta. Naturalmente, soy poeta, he publicado muchos libros a lo largo de mi vida. Puede ser también un resumen de un trabajo de cincuenta años, de trabajos publicados en revistas, en diarios, en televisión y en la radio. He hecho una selección subjetiva de estos trabajos y la he publicado. Hay artistas muy antiguos ya fallecidos hasta otros más recientes. Es como un viaje hacia mi propia experiencia durante 50 años.

Poco espacio se le dedica, pensamos, al arte flamenco en los medios de comunicación en general. Como anécdota, su sobrino, también periodista flamenco, Curro Velázquez, me decía hace unos días que en el norte hay más espectáculos flamencos. ¿Comparte esa opinión? Aprovecho para preguntarle si echa en falta más actividad flamenca en Arcos y en la comarca?

– Lo he dicho en más de una ocasión: el flamenco es un arte más valorado fuera que dentro de España. Esta experiencia la he tenido en Nueva York, Japón, Francia, Alemania y en grandes escenarios donde he dado conferencias. Veo que hay un entusiasmo, y un gran conocimiento, no sólo porque la música atrae, sino porque fuera de España se venden libros de flamenco y se van culturizando -valga la expresión cursi-. Esa es mi experiencia fuera de España.

Recibió el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología en 1972, 1979, 1997 y 2008. Es Medalla de Oro del Festival de Arcos; Premio de la Crítica ‘Flamenco Hoy’ en 2003 y 2006 a su labor de difusión; Insignia de Oro de la Asociación Cultural Flamenca ‘Manuel Soto Sordera’, de Jerez; Insignia de Oro de la Peña de los Pueblos Blancos, de Arcos; Premio ‘De Flamenco.com’ 2006; del Festival Internacional del Cante de las Minas en 2006 por la nueva colección en DVD de ‘Rito y Geografía del Cante’ y en 2007 en el apartado de Poesía. Es, además, Gaditano del Año 2006 como literato. En 2018 recibió el Premio ‘Capuletti’ de Valladolid, etc., etc. ¿Qué distinción o reconocimiento, diría, le falta en este amplísimo currículum vitae?

– Esos galardones y premios son fruto de la generosidad de mis amigos. A todos estoy muy agradecido. También me invitan los amigos del Festival de Nimes (Francia)...

¿Y en Arcos, la ciudad donde pasó su infancia y juventud -nació en Cádiz- se siente igualmente reconocido? ¿Diría eso de ser profeta en su tierra?

– No sé, la verdad, qué es eso de ser profeta en una tierra (se echa a reír). Nací en Cádiz pero me crié en Arcos. Yo digo que tengo doble ‘nacionalidad’: la gaditana y la ‘arqueña’. Me siento muy feliz con esa doble ‘nacionalidad’.

Como persona observadora, ¿qué percibe del Arcos de este 2022?

– Arcos es un pueblo bellísimo, con un enorme patrimonio arquitectónico y cultural que debía de cuidarse y que está muy descuidado. Cuando subo al barrio alto -reside en El Santiscal-, veo esos caserones que se están cayendo estúpidamente, el roto de una calle o de una casa al que, para enmascarar, ponen una estúpida macetita. Creo que debería haber una verdadera voluntad por ese patrimonio que tenemos y cuidarlo, porque no pertenece al Ayuntamiento o a un partido político, sino al pueblo de Arcos. Esos políticos deben estar al servicio del pueblo y del patrimonio, porque Arcos está verdaderamente destrozado.

Por su trabajo, ha viajado a México, EE.UU, casi por toda Europa, norte de África, etc. para dar testimonio del arte cabal, ¿con qué experiencia se quedaría en este sentido? ¿Qué ha percibido en estos lugares de cómo otras culturas, otras gentes, sienten el flamenco?

– Es emocionante. Di una conferencia en Nueva York y se llenó de gente joven con gran interés. Lo mismo en Tokio, Dinamarca o en una gira por Alemania. Es muy gratificante, no porque se trate de que José María Velázquez esté dando una conferencia, sino por el interés que despierta la cultura del flamenco fuera de nuestro país.

¿Echa en falta el estudio de una emisora de radio, en penumbra, con su pecera, sus consolas y micrófonos? Hoy día  graba su programa en casa con las nuevas tecnologías...

– Como otros muchos compañeros  trabajo en gran medida desde casa, teniendo en cuenta la actual situación de pandemia, aunque los políticos digan la mentira de que no sigue (recomiendo la mascarilla y establecer las distancias porque la gente sigue enfermando y haciendo daño en las personas). No obstante, hace un mes estuve de nuevo en la emisora de RNE en Madrid, pero habitualmente montamos el programa en casa donde tengo un pequeño estudio. Grabo entre Arcos, la casa de mi hijo en Madrid y en los estudios de RNE. 

Por edad, ¿ha sufrido la brecha digital tan propia tristemente en las personas de su generación?

– La tecnología es una maravilla que nos está facilitando el trabajo. Aprendí a escribir en la máquina de mi padre que hoy sería una pieza de museo. Uno se adapta, lo hace. Me parece muy positiva esa tecnología digital porque, insisto, nos facilita mucho el trabajo.

Usted ya tiene casi ochenta años, si no los ha cumplido aún. Se siente plenamente realizado tras una vida entregada a la cultura, pero también a su familia?

– La familia es algo absolutamente fundamental. Luego, soy una persona muy activa. Me levanto temprano y estoy todo el día trabajando, pero no tengo un objetivo salvo seguir trabajando y escribiendo según las necesidades mías interiores que me van surgiendo. Después de este libro quiero publicar otro de poemas, preparo conferencias, etc. Esa actividad me mantiene con interés. Como dice mi amigo Miguel Ríos, al que admiro, “los viejos rockeros nunca mueren”.

¿Aunque le invada la nostalgia al verse en esos viejos archivos de TVE en blanco y negro?

– Fue una época en la que tenía unas patillas maravillosas -de bandolero- y un pelo por aquí de largo que ahora, como sabes, me pinto de blanco. Jejejeje.

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