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Cádiz

La Gran Final la cerró la comparsa 'Después de Cádiz, ni hablar' tras doce horas de sesión

Una función que comenzó a las 20.30 horas del viernes y finalizó a las 8.00 horas del sábado. Sesión muy completa

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  • Comparsa Después de Cádiz, ni hablar. -

Abrió la sesión el coro Los Babeta con un gran pase. La potencia de sus voces se unió a dos letras de tango con las que el público disfrutó desde el principio. Una de sus letras fue una crítica a la sociedad por aislar a las personas mayores que no controlan las nuevas tecnologías y, la segunda, a las falsas promesas que realizan los políticos cuando se acercan las elecciones.

Después, la chirigota del Sheriff, Los caraduras de Cai, fue a por todas en la Final y con sus letras de pasodoble hicieron las delicias del público. El primero puso en pie al teatro Falla con una crítica al Gobierno por la manera que tuvieron de represaliar a los trabajadores del metal. El segundo, a sus compañeros chirigoteros de todos los tiempos, que esos sí que merecen un monumento. Una tanda de cuplés de gran nivel, con arte y actualidad, puso el broche de oro.

Y llegó el turno del cuarteto con el de Iván Romero, Al Edén que le den. Esta agrupación decidió repetir la primera parodia, la de preliminares, cuando estos personajes se presentaron en el Edén. Eva decide morder la manzana para ir a Cádiz. También repitieron el análisis del Concurso y la rumba en la que cuentan la actualidad de la ciudad. El público, a pesar de que el repertorio no era inédito, se rió y disfrutó con estos cuarteteros.

La primera comparsa de la noche fue la de Martínez Ares, Los sumisos, que comenzó con un primer pasodoble en el que hizo un juego con las comparsas y chirigotas de Juan Carlos Aragón en lo que parecía un homenaje a su persona, acabó en un giro para criticar a otro Juan Carlos, en este caso de Borbón. El segundo, un paseo por Cádiz, ciudad de la que está enamorado. Gran pase de esta comparsa que puso en pie al teatro Falla.

Tras el primer descanso llegó el segundo coro de la noche, el de Luis Rivero, Químbara, que firmó un buen pase con dos tangos de nivel. El primero fue una crítica a la turistificación y a la dificultad que por ese motivo sufren los jóvenes para alquilar un piso en Cádiz para vivir. El segundo, a la lucha feminista para terminar de una vez por todas con las desigualdades y el miedo de las mujeres.

Después llegó la chirigota La misión (El evangelio según Santander), que se presentó con ritmo viñero. El primer pasodoble fue para las agrupaciones que no se han presentado al concurso por darle “prioridad a sus ferias”. Rabia en el escenario y público en pie. La segunda letra, a los cinco hijos que han tenido sus componentes en este tiempo sin cantar y lleno de otras cosas no tan buenas. Emoción desbordada y de nuevo el público en pie.

Cerró la modalidad del cuarteto el de Ángel Gago, Los ultraortodoxos de los callejones Cardoso. Gran actuación de estos cuarteteros en una Final a la que llegaron con repertorio inédito y, como siempre, lleno de carguita gaditana. Le hicieron un examen a Zacarías para comprobar si sabía de Cádiz lo suficiente y, aunque acertó todas las cuestiones, le tocó ser lapidado con piera ostionera. La tanda de cuplés volvió a ser de cuatro, los de la Final y “los del año que viene”.

Turno nuevamente para la comparsa. We can do… Carnaval! Volvió a pisar las tablas del Falla para reivindicar la lucha del feminismo en su repertorio, y en esta ocasión enviaron un mensaje a la comparsa La predicadora, que se quedó en Preliminares y ellas culpan al machismo, porque parece que solo había hueco para una agrupación femenina. Rematan invitándolas a regresar más fuertes y a luchar con ellas de la mano. Bonito mensaje.

Tras el segundo descanso llegó el coro Pachamama. Buen pase de este coro que llenó de color el escenario y de ritmo el teatro. Dos buenos tangos para poner las cosas difíciles al jurado a la hora de elegir en una modalidad con mucha calidad. Primer tango a la bandera del orgullo, la cual defienden porque representa la libertad y la igualdad. El segundo, a la realidad que viven tantos jóvenes, que se han formado y aún así no encuentran un trabajo que les recompense los esfuerzos mientras que los empresarios dicen que no hay trabajadores cualificados.

La chirigota Aquí huele a verdín llegó en un momento de la noche en la que el cansancio empezaba a notarse, pero esta agrupación supo arrancar las risas con su actuación. Tras una divertida presentación llegó el primer pasodoble en el que el autor agradeció a los directores y componentes que se ha encontrado por el camino, porque sin ellos no habría llegado a esta Final. El segundo, un piropo a Conil cantado desde la figura de Paco Alba.

Tras ellos, Los renacidos. Es hipnótica esta comparsa. Gran pase el que realizaron con dos grandes pasodobles y enganchando al oyente desde el minuto uno. Muy buen pase. Primer pasodoble en el que realizaron una defensa del acento gaditano y a su participación en el Congreso Internacional de la Lengua Española. El segundo, una crítica a aquellos gaditanos que no defienden la Ley de Memoria Democrática y siguen cantando a Carranza y Pemán. Público en pie y ambos pasodobles muy ovacionados. Parece que el pueblo habló.

El coro Tierra y Libertad fue el último de la noche. No le favoreció la hora, las seis de la mañana, y un público ya cansado. Sin embargo, la calidad vocal de este coro es un privilegio. Dos tangos bien interpretados a la patria y el fascismo.

A las 6.45 de la mañana llegaba la chirigota con menos vergüenza del concurso, Los cuarentenas principales. El grupo del Cascana aparcaba el coronavirus para liarla parda con la nueva enfermedad “de moda”. Fernando Simón era Tarzán y el Coñeta el virus de la “Viyuela del mono” que había transformado en simios al resto de chirigoteros. Entrada estelar de Willy con su tanqueta para atacar al virus con pompas de jabón.

Cerró la sesión cerca de las 8.00 horas del sábado la comparsa Después de Cádiz, ni hablar. A pesar de la complicada hora, el público los despidió en pie aplaudiendo. Dos buenas letras de pasodoble para poner fin a una larga sesión. En el primer pasodoble elevaron la voz para pedir a su barrio, de Santa María, que frene a un viejo fantasma del pasado que ahora ha regresado y quiere hacer fuerte: la droga. En el segundo hicieron un homenaje a Antonio Caracol y cantaron que ellos quieren ser como él, disfrutar del Carnaval e irse cantando.

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