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Notas de un lector

A la luz de la luna

Anais Vega pergeñasu primer libro,“Azules y otras sombras”, galardonado con el premio “Joaquín Benito de de Lucas

Publicado: 13/06/2022 ·
12:04
· Actualizado: 13/06/2022 · 12:04
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Que toda escritura es un viaje de descubrimiento lo dejó escrito tiempo atrás NadineGordimer. -Bien conocía la Nobel surafricana este intrincado mundo de las letras-. Y de ese lema, precisamente, pareciera haber bebido Anais Vega para pergeñar su primer libro,Azules y otras sombras” (Colección Melibea. Talavera de la Reina, 2022), galardonado con el premio “Joaquín Benito de Lucas” en su última convocatoria.

Nacida en 1991, la autora cordobesa ha vertebrado este bautismo lirico a través de un itinerario de cotidianeidad que no renuncia a lo espiritual ni a lo material. Con tales mimbres, su verbo nace con una debida proporción, con un preciso ritmo que se acompasa gratamente al hilo lector. Detrás de su desnudo sentir, Anais Vega derrama pensamiento, compromiso, militancia, y se revela¿-rebela-? desde una voz honesta, donde cabe lo social y lo humano, Y, también, lo amatorio y su envés.

La asunción de su personal óptica delata, a su vez, resistencia ante lo injusto y lo incomprensible, ante la inútil fragmentación de lo cultural, lo estético y lo poético: “Se han rendido los versos/ a la ley del mínimo esfuerzo/ para que hasta una rubia/ de nariz operada y/ bajas miras/ pueda escribirlos (…) Y, mientras eso pasa,/ yo muerdo el polvo/ entre otoños, noviembres/ y vuelos literarios”.

Claro que detrás de este posicionamiento, hay también una profunda expresividad desde la cual derrama una sucesiva co-creación: la sed de la infancia, el asedio de las deshoras, el zarpazo del desamor o el espeso sabor de lo ido…, pueblan estas páginas de dudas, dichas y derrotas: “Plena estoy de fracasos, y de eternos rechazos,/ y de camas vacías, y de falsas promesas”.

Anota José Miguel García en su prólogo que “estamos ante un manual de supervivencia”. Y, añade, que estos poemas nos ayudarán a entender que “la vida es un objeto precioso que causa heridas”. Las que le servirán, en suma, a la poetisa andaluzapara afrontar lo venidero con mayor entereza y certidumbre. Pues como señala Carlos Aganzo en su epílogo, “y aún desde el fondo del túnel, la esperanza”. Esa misma, sí,a la cualla autoraquiere aferrarsecon el firme anhelo de creer y de crecer entre afanes y añiles: “Amo a un príncipe azul (…) que me ha dicho `te quiero´ y `Sí, quiero´/ a la luz de la luna. Que tiene una canción, y un lugar/ y una película que le recuerdan a mí”.

Dividido en dos partes, más un “Interludio forzoso”, el volumen converge en pos de una resurrección donde se conjuguen el tacto perpetuo y la llama de lo perdurable.Y así, ceñida a la densidad de un azar venturoso, sanar las involuntarias heridas que fueron cercando el alma. Y en tanto la soledad quede destronada, Anais Vega se refugia en la frontera ilimitada de la palabra, en su balsámico candor y se interroga (“¿De qué orilla vendrías?/ ¿A qué mundo regresas?”) y se responde con un decir plenamente humano, luminoso, madurado en un espléndido primer libro: “Si esto no acaba nunca/ no olvidemos/ atesorar también los buenos ratos./ Los besos en el parque/ después de anochecido (…) Si esto no acaba nunca/ no olvidemos/ seguir haciendo planes,/ mantener la esperanza,/ contar a nuestros hijos/ que antes nos abrazábamos”.

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