La conocida popularmente como viruela del mono está causada por un virus. Existen dos ramas de ese virus, una centroafricana y otra en el África Occidental. Se detectó por primera vez en el Congo en 1970, aunque el primer brote fuera de África se dio en el 2003 en Estados Unidos con más de 70 casos.
Se transmite de animales a humanos, de ahí que se le llame zoonosis, por contacto con sangre, lesiones de la piel o líquidos corporales de animales infectados. Entre humanos también se contrae por contacto estrecho con secreciones respiratorias o lesiones de la piel del infectado. Tiene un periodo de incubación normalmente de 5 a 13 días, pero puede llegar hasta los 21 días. Produce dos fases de síntomas, una primera con fiebre, dolor de cabeza, ganglios aumentados, dolores musculares, cansancio... y una segunda con erupciones en la piel a los 2-3 días de la fiebre, en cara, palmas de las manos, plantas de los pies y algunas veces en genitales. Las erupciones son manchas primero, ronchas después, vesículas luego que se abren y postillas que se secan y se caen.
La población de riesgo (inmunodeprimidos, niños y embarazadas) tienen más probabilidad de enfermedad grave y según la OMS la tasa de muerte es del 3-6 % de los infectados. Puede confundirse con enfermedades parecidas como varicela, sarampión, sarna, sífilis o infecciones de la piel, pero en la viruela del mono suelen aparecer ganglios aumentados. El diagnóstico definitivo o de certeza se haría mediante una PCR específica.
El tratamiento consiste en control de los síntomas, evitar complicaciones y secuelas, tratando posibles infecciones que acompañen a la enfermedad. Se está usando un antiviral llamado tecovirimat. La vacunación de la viruela ha demostrado una eficacia del 85 % en evitar contagios frente a la viruela símica. En el 2019 se aprobó una vacuna de tercera generación para la viruela llamada Imvanex de dos dosis, que se puede utilizar para la viruela símica y destinada en principio a los contactos estrechos. A diferencia del Covid-19 no debe usarse esta vacuna como profilaxis previa a la exposición del virus.
Mientras tanto, la forma de prevenir la enfermedad es evitar el contacto con animales que puedan tener el virus, evitar el contacto con material que haya podido estar en contacto con el animal enfermo, aislar a los pacientes infectados, buena higiene de manos, vacunación contra la viruela.
Hay que tener en cuenta que la vacunación de la viruela se paró en la década de los 70 por la erradicación de la enfermedad. Es poco probable que la viruela del mono se convierta en una pandemia como el Covid-19 porque requiere de un contacto mucho más estrecho, los casos detectados están aislados y hay medicamentos y vacunas eficaces. Las secuelas de la enfermedad pueden ser cicatrices inestéticas y lesiones corneales permanentes. Las personas infectadas deben permanecer aisladas hasta que se le caigan las costras evitando especialmente el contacto estrecho con pacientes inmunodeprimidos, personas de riesgo y animales domésticos. Los contactos cercanos no pueden donar sangre hasta al menos 21 días desde el último día de exposición.
No parece la viruela símica una amenaza tan desproporcionada como el Covid-19 pero la migración y los negacionistas de vacunas están despertando enfermedades o variantes ya erradicadas como ha pasado con la viruela y como puede pasar con enfermedades que ya habían sido controladas. Siempre es mejor prevenir que curar.