“A quién diga del dinero, poderoso caballero. Caballero y poderoso es de verdad, el que tiene libertad”.
Esta letra del poeta Juan Carlos Aragón cobra especial protagonismo en estos días. Ya me gustaría escribir sobre otro tema. De hecho, tenía otro artículo preparado, pero la actualidad manda y en esa actualidad el protagonista es el dinero, el puto dinero.
Los simples curritos estamos agobiados ante la brutal subida de precios que nos han impuesto. Todo con la excusa de la guerra entre Rusia y Ucrania. Putin parece ser el culpable de que me tenga que tomar dos cervezas porque ya la tercera se sale del presupuesto. También por ese hijo de Putin da hasta miedo pasar cerca de una gasolinera, porque el atraco de echar combustible ha convertido el coche en un artículo totalmente prohibitivo.
Las apreturas, sin embargo, no parecen existir para los que nos gobiernan. Por una parte, se acaba de aprobar una subida de presupuestos para incrementar el gasto militar. Da igual que la mayoría de las familias tengan infinidad de problemas para llegar a fin de mes, lo más importante es destinar más de veinte mil millones de euros a comprar más armas. Lo de invertir en educación y sanidad que lo hagan ya, si eso, los que vengan a continuación.
Siguiendo con el tema estrella del verano, pasamos ahora a nuestro pueblo, que ha reconocido cargar con una deuda de 86 millones de euros. Es inconcebible que un ayuntamiento pueda llegar a consentir tal burrada. Pero supongo que es la consecuencia de echar la culpa al que estuvo antes mientras que se sigue engordando la bola de nieve.
Vamos ahora con el turno de mis queridísimos bancos, que viendo la situación tan boyante en la que nos encontramos, hacen que el Euríbor tenga la mayor subida de la historia. Pobrecitos bancos, que están sudando sangre para devolver todo lo que nos robaron con la farsa de la crisis económica de 2008.
Pero lo que me da un ataque de risa es lo que nos recomiendan para ser unos buenos ahorradores. Según estas mentes privilegiadas, cada casa ha de ahorrar el 20 por ciento del sueldo que ingrese cada mes. Vamos, que de mis 900 euros pelaos tengo que guardar 180 para ser un ciudadano ejemplar. Ya me gustaría ver como ese comité de sabios consigue comer y pagar sin apuros con 720 euros.
Para ilustrar esta auténtica memez, voy a recurrir al siempre sabio refranero español cuando dice aquello de “Consejos vendo que para mí no tengo”.
Bueno, como he terminado harto de hablar de dinero, las monedas que tengo en el bolsillo ya me pesan demasiado, por lo que, hoy sí que me voy a tomar tres cervezas. Ya ahorraré el mes que viene. No creo que llegue a deber 86 millones de euros.
