En todo caso, Santamaría destacó que los pactos son "buenos si tienen un fin" y agregó que su partido está dispuesto a hablar sobre un acuerdo contra la crisis siempre que trate "el fondo de las reformas". A su juicio, el "problema" en la falta de consenso reside en que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero quiere que el principal partido de la oposición le de "manos libres" y que después no le "critique ni controle" si "las cosas no salen bien".
"Para acertar, para rectificar ahí está el PP. Para ayudar a los errores y dar un aval al Gobierno para que haga lo que ha venido haciendo hasta ahora es difícil pedir a un partido que sacrifique sus recetas económicas", añadió. "Pero lo que no puede hacer Zapatero es pedir al PP carta blanca para volver a equivocarse", aseveró.
En una entrevista en TVE, la portavoz parlamentaria reclamó al jefe del Ejecutivo que no acuda el miércoles con "doble cara", con "un ojo" mirando a los empresarios y con otro enfocado a los sindicatos, sino que vaya a dialogar con el presidente del PP Mariano Rajoy con la vista puesta en el conjunto de españoles.
"El miércoles Zapatero tiene que ser sincero consigo mismo", señaló sobre la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados. "Zapatero no puede poner a la vez una vela a los sindicatos y otra vela a los mercados porque da la impresión de que el presidente del Gobierno, con sus improvisaciones y rectificaciones constantes una vez hace un guiño a uno y luego lo rectifica porque tiene que camelar al de enfrente", denunció.
Demonización del sistema del "ladrillo"
Tras ello, exigió a Zapatero que dirija su política económica con "rigor" y "seriedad" y plantee "un calendario concreto para recuperar la confianza" porque uno de los principales problemas del presidente del Gobierno es, en su opinión, la "pérdida de credibilidad" con la que "arrastra" a todo el país.
Preguntada sobre el modelo basado en la construcción que ha sustentado la economía española durante estos años, Santamaría remarcó que el Gobierno socialista debería haber cambiado este esquema en el tiempo de bonanza económica. "Esa demonización que lleva muchas veces Zapatero en relación al ladrillo, se le cae el misterio cuando se ve que durante su época tampoco se preocupó por llevar a cabo esa conversión", remachó.
En todo caso, estimó que es el momento de sanear las cuentas públicas y llegar a un pacto de austeridad. "Los Presupuestos Generales del Estado que tenemos hoy están muertos", indicó para criticar que han incrementado el gasto público un 17 por ciento. Por otro lado, estimó que la reforma laboral tiene que ser previa al debate sobre las pensiones al tiempo que pidió bajar los impuestos a sectores como el turístico.
Además cuestionó como el Gobierno va a rebajar 50.000 millones de euros si no está dispuesto a "eliminar una dirección general de la estructura administrativa", como se demostró al rechazar un recorte del 25 por ciento de altos cargos. "La Administración no puede ser un lastre y una Administración inflaccionada de altos cargos no tiene ningún sentido", apostilló.
Después de criticar el aumento de la deuda pública, apostó por llevar a cabo una reforma laboral de forma que "trabaje más gente y antes". Respecto al aumento de la edad de jubilación, remarcó que su partido es partidario de incentivar voluntariamente el trabajo y no "obligar coactivamente". Refiriéndose al sueldo de los funcionarios públicos, indicó que a día de hoy muchos han visto congelados incluso mermados su salario. "Hubo de hacerse en el 96 y no es un plato de gusto para nadie pero a veces hay que hacer ciertos sacrificios", añadió.
Finalmente, hizo un llamamiento a armonizar todas las cantidades que pagan las administraciones respecto al cheque bebé y apeló a la necesidad de hacer "una política de natalidad". Para concluir, criticó que Zapatero "ha vivido electoralmente" de "anunciar millones de gastos" y le pidió que se ponga "manos a la obra" para crear puestos de trabajo.