En una comparecencia ante la prensa en el Palacio Presidencial de Bamako junto al presidente francés, Nicolás Sarkozy, que llegó la madrugada de ayer a la capital maliense, Camatte aseguró que sus captores eran unos “fanáticos”, convencidos de estar “en posesión de la verdad suprema”.
Con la piel quemada por el abrasador sol del Sáhara y sin sus habituales lentes, que se le rompieron durante el cautiverio, pero en aparente buen estado de salud, el francés, de 61 años, explicó que los terroristas le dieron una manta en medio del desierto y que esa era su “prisión”.
“Uno está aislado, no se puede mover, en medio del calor del Sahara, con unas condiciones de higiene espantosas y una alimentación y un agua absolutamente repugnantes”, afirmó, antes de resaltar que, a pesar de todo, “lo más difícil era la soledad”.
Liberado el martes en la región de Kidal, en el noreste de Mali, por la rama de Al Qaeda en el Magreb Islámico, Camatte relató que sus captores “leían todo el tiempo el Corán” y afirmaban a menudo que el resto de musulmanes “no eran verdaderos creyentes”.
“Aseguran que son ellos los que están en posesión de la verdad suprema y que su objetivo es islamizar al mundo entero, son unos fanáticos”, recalcó.
Explicó que reclutan sobre todo a jóvenes, “entre un 70 y un 80 por ciento de ellos de unos 20 años” y que se comunicaba a veces con algunos en inglés, ya que “son pocos los que hablan francés”.
“Me amenazaban continuamente con golpes, con bofetadas, con el cañón del kalashnikov, todos los días pensaba que había llegado mi última hora”, confesó y reconoció que a partir de ahora debe “reconstruirse”.
El ex rehén francés compareció ante la prensa junto a Sarkozy, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner y el secretario de Estado de cooperación galo Alain Joyandet.
Sarkozy agradeció al presidente de Mali, Amadou Toumane Touré su “gran colaboración” en la resolución del secuestro y afirmó que “la vida de un hombre merecía todos los esfuerzos, sin los que ahora mismo puede que no estuviéramos aquí”.
“El papel del presidente de la República es llevar a casa con vida a los ciudadanos franceses”, subrayó, al tiempo que mostró su solidaridad con el resto de rehenes, entre ellos tres cooperantes españoles que permanecen todavía en poder de Al Qaeda en el norte de Mali, e instó a la “unidad” para combatir al terrorismo en la región.
Touré destacó que la “hospitalidad” de su país le obligaba a “implicarse para ayudar a alguien que eligió vivir aquí”.
Ante las críticas de Argelia y Mauritania y también en su propio país sobre la puesta en libertad de 4 presos islamistas, que exigían los terroristas para no matar a Camatte, Touré se preguntó “qué pensaría el mundo si el francés hubiese sido ejecutado”.