El primer ministro, François Fillon, calificó de “catástrofe nacional” lo ocurrido en menos de 24 horas en la costa atlántica del país, donde varios departamentos habían sido situados en estado de alerta máxima.
El ministro del Interior, Brice Hortefeux, declaró por su parte que el número de muertos puede situarse entre los 45 y los 50 después de que al paso del temporal, uno de los más violentos de los últimos años, comenzara a revelarse el alcance del desastre.
El frente de lluvias y fuertes vientos, de en torno a 150 kilómetros por hora que, procedente del norte de la Península Ibérica, barrió el oeste de Francia entre el sábado y el domingo, golpeó con fuerza inusitada el litoral atlántico del país, especialmente el departamento de Vendée, donde fallecieron ahogadas una treintena de personas.
Numerosas zonas próximas al litoral resultaron inundadas por el efecto combinado de las lluvias que trajo el temporal y la pleamar, que causó la ruptura de diques en algunos puntos y sumergió áreas pobladas, de las que desaparecieron varias personas aún sin localizar.
Sólo en la localidad de l’Aiguillon-sur-mer la prefectura informó a media tarde de ayer de que habían fallecido al menos 17 personas, aunque todavía se desconocen los datos definitivos, puesto que continúan las labores de búsqueda y de rescate de personas desaparecidas.