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Sevilla

‘Saint Omer’, Giraldillo de Oro 2022: La mujer fantasma

‘Saint Omer’ se ha alzado con el Giraldillo de Oro en el Festival de Cine, además de con el premio al mejor guiób. De ella escribe Carmen Jiménez

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  • Fotograma de 'Saint Omer'. -

La 19ª edición del Festival de Sevilla ha elegido como película a 'Saint Omer', el debut en el largometraje de ficción de la cineasta francesa de origen senegalés Alice Diop. El jurado de la Sección Oficial, compuesto por Mounia Akl, Charles Tesson, Rocío Mesa, Laurentina Guidotti y Elisa Victoria, le ha concedido el Giraldillo de Oro por "la gran confianza otorgada, en el contexto de un juicio, al poder de la palabra para entender la realidad sin dejar de mostrar a través de ella la bruma de lo inexplicable".

'Saint Omer' ha sido también distinguida con el premio al mejor guion, que firman Diop, Amrita David y Marie Ndiaye, por "el cuidado en la escritura de los personajes y en la expresión oral/verbal como manifestación visible y profunda del ser humano".

Esta es la crítica de Carmen Jiménez, colaboradora habitual de Viva Sevilla, sobre ‘Saint Omer’: La mujer fantasma.

He aquí una película que te rompe los esquemas, que te saca de tus zonas de confort, que te zarandea y te confunde. He aquí una película cuya visión, por tantas razones, implica un esfuerzo- ¡¡¡más aún a las 17.15 de la tarde!!!- y te deja sin asideros. He aquí una película, basada en hechos reales, cuya sinopsis, que no acerca sino que puede alejarse de lo visionado, cuenta cómo una periodista francesa- pero de raíces africanas, como la propia realizadora, como ambas protagonistas – viaja a la ciudad del título, en el Norte de Francia, para asistir a un juicio por infanticidio. Algo aparentemente normal para ella pero que la conmoverá y convulsionará hasta las raíces, en el más integral sentido del término.

He aquí una historia con más dudas que certezas, que invoca también nuestro veredicto, que nos interpela como jueces y juezas, y no sólo como espectadores/as. He aquí una historia cruda, dolorosa y terrible que tiene lugar en un juzgado pero que no pone en imágenes un juicio al uso.

He aquí una jueza que interroga a la acusada – culpable confesa de asesinar a su propia hija, un bebé de 15 meses, cuyo infanticidio vemos con la mujer sumergiéndose con la niña en el agua, en la oscuridad de la noche, dejándola a la deriva tapada con una manta, al inicio de la proyección – con amabilidad y mesura, permitiéndonos conocerla a través del interrogatorio.

He aquí la misma mujer togada que interroga de la misma educada manera a la pareja de la parricida, culta e ilustrada estudiante de Filosofía, y progenitor de su hija, que le dobla la edad, enfrentándonos a dos versiones antagónicas.

He aquí a un abogado, el del progenitor, que señala contradicciones y acusa, sin estridencias. He aquí a una magistrada, brillante en sus alegaciones, que representa a la acusada, que distingue el veredicto del hecho de hacer justicia y que denomina a su clienta «la mujer fantasma» porque se revela que vivió encerrada entre cuatro paredes, las de la casa de su pareja, a su vez «separado» y padre de otra hija.

He aquí una mujer embarazada, testigo de estos hechos y de este proceso, con una muy díficil relación con su madre, algo que la une a la parricida. He aquí un hecho terrible sin paliativos, que trata de explicarse y contextualizarse también a unos niveles atávicos y visionarios. He aquí una película que consiguió que muchas personas abandonaran la sala – están avisad@s, su visión no es fácil – que deja un final abierto y lleno de interrogantes, pero que nos interpela.

He aquí otra película francesa – de 122 minutos de metraje, cuya escritura se debe a su directora, junto a Marie NDiaye y Amrita David, cuya fotografía a la vez clásica y dramática la firma otra mujer, Claire Mathon, y que cuenta con dos actrices de talento, Kayije Kagame y Guslagie Malanga – de otra guionista y documentalista francesa, Alice Diop, cosecha del 79, cuyo debut en el largometraje, el que nos ocupa, le ha valido reconocimientos tales como el Gran Premio del Jurado, el Edipo Re y el de la Mejor Ópera Prima en Venecia. Ha sido elegida para representar a Francia en los Oscar a la Mejor Película Internacional.

Escrito queda.

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