1001 anécdotas del mundo del cómic (o casi), escrito por el salmantino Raúl J. Shogun Sinovas Gómez, incluye en sus páginas una serie de anécdotas relacionadas con el universo de los personajes y de los autores de estas historias, así como de sus incondicionales aficionados, dispuestos muchas veces a pagar miles de euros para hacerse con un objeto considerado de especial valor.
En este anecdotario, Sinovas relata la evolución de personajes como Mortadelo y Filemón, los cuales surgieron en la década de 1950 como dos detectives con los que su autor, Francisco Ibáñez, quería parodiar a los mundialmente conocidos Sherlock Holmes y el doctor Watson.
En ocasiones, la misión que cumplen estos personajes en el universo ficticio donde aparecen dejan de lado aspectos de su vida, como su profesión. Es el caso de Tintín, reportero del periódico Le Petit Vengtième al que sólo se ve escribir un texto en toda su trayectoria, durante un “interminable” viaje en tren a El País de los Soviets.
Las referencias y guiños a la vida real también son constantes en este mundo ilustrado, como demuestra el personaje de Milú, el perro de Tintín, el cual debe su nombre a una novia que “dio calabazas” a su autor, Georges Prosper Remi Hergé.
Hay varios ejemplos, en este sentido, como el que aparece en el número 127 de Los cuatro fantásticos, en el que se publica en una viñeta la carta de dimisión que el ilustrador David Crockum envió a su empresa.