Un cuento narra la historia real, con las lagunas que tiene la crónica, de 'Moro', el perro que a lo largo de varias décadas acudió a más de seiscientos entierros en Fernán Núñez y que era capaz, según algunos, de presentir la muerte.
Francisco Manuel Espejo Jiménez (Fernán Núñez -Córdoba-, 1987), conservador-restaurador, doctor en Patrimonio y licenciado en Humanidades por la Universidad de Córdoba, es el autor del cuento y de las ilustraciones de una historia que ha hecho libro para que no se pierda cuando se convierta en leyenda.
En una entrevista con EFE con motivo de la salida a la venta del libro, Espejo, uno de los principales especialistas en la historia de la Casa Ducal de Fernán Núñez, ha afirmado que tomó la iniciativa porque sabía que "esto va a pasar a leyenda" y que quería que se conociese "que esta historia fue real, no fue una leyenda, aunque al final se convierta así".
"Bien sé que esta historia pasará a leyenda y, como fue real, quiero contárosla para que no caiga en el olvido", arranca 'Moro, el perro de los entierros' (mr.momo, 2022), donde aparecen dieciséis ilustraciones del autor, realizadas en acrílico sobre cartón, que se publican en escala real, 21 por 21 centímetros, sin modificaciones y que parten de sitios históricos que se asocian con el animal.
Espejo explica que "el cuento estaba hecho a nivel de ilustración, se quedó en un cajón y ahora lo he retomado porque el año que viene se cumplen cuarenta del fallecimiento del perro, coincide además con le ley de bienestar animal y parece que se han alineado los planetas para que de una manera u otra sea el momento de que publique".
El historiador y escritor, que ejerce la docencia en un instituto de Priego de Córdoba, señala que "el cuento es un relato histórico, enfocado a una línea más juvenil o adulta, para que un adulto o un joven le cuente a los niños la historia tal y como en teoría fue".
Suposiciones sobre el origen del perro
Ello porque "una parte sale de las suposiciones sobre lo que la gente cree de cómo el perro apareció en el pueblo y otra que es la que todo el mundo conoce, con una versión u otra, según quien la vivió, porque quién no tuvo un difunto en aquellos años", se pregunta.
Por eso, "es raro que alguien no tuviera un familiar que muriera y que sintiera cómo el perro se manifestaba en ese momento", subraya.
¿Y cómo llego 'Moro' a Fernán Núñez? "El origen del perro es incierto, forma parte de la leyenda del origen sobrenatural del propio animal y hay dos teorías, una que un camionero lo abandonó a su paso por Fernán Núñez y otra de que es un hombre mayor el que lo tenía", comenta Espejo, que se adentra en la narrativa con esta obra después de un amplio bagaje como historiador.
No es extraño que 'Moro' pudiera ser un perro vagabundo porque "Fernán Núñez tenía todas para que un animal de estas características pudiera aparecer, ya que hasta 2006 todos los coches para la Costa del Sol iban por la carretera Córdoba-Málaga y han pasado por aquí", refiere, para recordar que "de chico lo he vivido, perro que en Navidades regalaban en Córdoba o Madrid, en verano aparecía abandonado en Fernán Núñez, era muy probable porque era el primer pueblo fuera de Córdoba".
Con esta primera incursión en la narrativa, "he intentado dar un poquito más de ficción, decorar un poquito la historia para ver por qué el perro asumió ese comportamiento, que se debió seguramente, si perteneció a una persona mayor porque era muy común, y aún hoy también se da, sobre todos los hombres, que no suelen ir a la iglesia, esperan a recibir el féretro para dar el pésame e ir al cementerio, por lo que es probable que el perro asumiera los hábitos de su dueño y una vez que este muere, el perro por continuidad asocia esa actitud".
El aninal que intuye la muerte
Pero queda otro interrogante que Espejo concreta en dos preguntas: "¿Por qué el perro asocia la muerte, por qué la intuye? ¿Cuándo murió el dueño sintió algo que nosotros como humanos no somos capaces?". Para él, "ahí es donde queda la duda, por qué el perro intuía la muerte antes de que la misma pasara" y "eso forma parte ya de ese espectro más sobrenatural".
Lo que sí se conoce es el origen de su nombre, se lo puso una vecina de su abuela, cuya casa aparece en una de las ilustraciones, que fue la última que cuidó al perro, 'Moro', por el color negro, no un carácter racista, sino que en "los pueblos es muy común poner los nombres en función de los colores, que era marrón, pues el perro era canelo. Que el perro o el gato eran blanco, pues era copito o era paloma".
Espejo llega a esta historia desde su condición de historiador. "Se produce durante los últimos días de vida del perro la liquidación del Ducado de Fernán Núñez, el perro fallece el 14 de junio de 1983 y el 10 de junio se formó el inventario para el cese del Palacio que fue lo último".
Al animal lo mataron de una paliza, es lo más comúnmente aceptado, es el testimonio de la vecina que lo cuidaba. No recibió sepultura. "Lo echaron junto a un paredón de las Huertas Perdidas y cuenta la gente que, como no lo enterraron, fue a caerse al otro día el paredón encima del perro", relata.
"Con el perro y con el Ducado acaba la Transición el Fernán Nuñez", concluye el historiador y escritor.