Este fue el principal mensaje enviado ayer por Naciones Unidas a los 55 países participantes en la conferencia de alto nivel sobre Somalia celebrada en Estambul.
“El pueblo somalí está en medio de esta crisis que ellos no han creado. Queremos atraer la atención de la comunidad internacional hacia este problema”, manifestó en una rueda de prensa al final de la reunión el presidente interino de Somalia, Sherif Sheikh Ahmed.
“La comunidad internacional está fuertemente determinada a trabajar (...) para acabar el ciclo de ausencia de ley, violencia y desesperación en Somalia”, afirma la declaración final de la conferencia, que ha querido dar un espaldarazo al Ejecutivo somalí.
Somalia carece de un Gobierno efectivo desde 1991, cuando fue derrocado el presidente Siad Barre y se repartieron el poder señores de la guerra tribales, milicias integristas islámicas y, en algunas zonas, bandas de delincuentes armados.
Según se acordó en el llamado proceso de Yibuti, el mandato del Gobierno Federal de Transición termina en agosto del próximo año.
“Somalia camina hacia un periodo crucial. El presidente Sheikh Ahmed debe extender su liderazgo, pero para ello necesita del apoyo de la comunidad internacional”, explicó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Pese a que el Gobierno somalí ha conseguido la rendición de varios grupos armados, su control se limita a pequeñas partes del país.