Las nuevas advertencias norcoreanas llegan en medio de una creciente tensión en la península a raíz del hundimiento de la corbeta surcoreana Cheonan el pasado 26 de marzo en el Mar Amarillo (Mar Occidental), que acabó con la vida de 46 marinos.
En un comunicado difundido por la agencia oficial norcoreana KCNA y recogido por la surcoreana Yonhap, fuentes militares del régimen comunista aseguraron ayer que “retirarán completamente” todas las salvaguardas que el Ejército mantenía en las relaciones de cooperación e intercambio con Corea del Sur.
Entre otras, esas salvaguardas tenían como objetivo garantizar la seguridad en la estancia de los ciudadanos surcoreanos en Corea del Norte, así como en la entrada y salida de mercancías en el país comunista.
También incluían un sistema para evitar choques navales accidentales de barcos patrulla de ambas Coreas en el Mar Amarillo, que ahora quedará desactivado “por completo”, según el comunicado.
En virtud de este pacto, firmado en 2004, los barcos patrulla de las dos Coreas habían acordado medidas como utilizar una longitud de onda común para algunas transmisiones, así como luces o banderas para avisar de sus respectivas posiciones.
El anuncio de ayer se produjo después de que este martes el régimen norcoreano decretara la ruptura de todos sus lazos con Corea del Sur, un día después de que Seúl aprobase paralizar el comercio entre ambos países.
En su comunicado, los militares norcoreanos advirtieron también de que se estudia el bloqueo total al tránsito de los surcoreanos en el parque industrial conjunto de Kaesong, en territorio norcoreano y símbolo de la futura reunificación coreana.
El miércoles, el régimen de Kim Jong-il ya expulsó de este complejo industrial a los ocho funcionarios surcoreanos que trabajaban en el lugar.
Una investigación internacional concluyó hace una semana en Seúl que el naufragio del navío surcoreano Cheonan fue causado por un torpedo norcoreano, lo que Corea del Norte niega.
Los militares norcoreanos insistieron ayer en que su país responderá “sin piedad” a la “guerra psicológica” que Seúl tiene previsto iniciar con propaganda a través de altavoces en la frontera y el envío de panfletos.
También aseguraron que Pyongyang cortará inmediatamente la línea de comunicación intercoreana utilizada para casos de emergencia y reiteraron que no autorizarán el paso de barcos y aviones surcoreanos por su territorio.