Los guardias, todos ellos antiguos militares estadounidenses, trabajaban como agentes de seguridad contratados por el Departamento de Estado para proteger a los diplomáticos y personal no militar de EEUU en Irak.
Con esta acusación, concluye un año de especulaciones sobre el terrible tiroteo ocurrido en Bagdad el 16 de septiembre de 2007.
Una investigación del gobierno iraquí concluyó que los agentes abrieron fuego contra la multitud sin motivo ni provocación.
Una investigación militar estadounidense sacó a la luz que los agentes de seguridad fueron los únicos que abrieron fuego en ese tiroteo, en tanto que Blackwater dijo que su personal actuó en defensa propia.