Cristóbal Torreblanca (PSOE) a sus 68 años está entre los alcaldes de la provincia de Málaga que más tiempo han permanecido en este cargo institucional: 40 años dirigiendo el Consistorio de la localidad de Almogía. De cara a las elecciones del 28M ha decidido by manifiesta que no hay una causa concreta para ello. "Las cosas tienen un principio y un fin", asegura.
El respeto a los ciudadanos y a los adversarios políticos son clave para ejercer la política, no obstante, algunas veces alguna persona o algún adversario no es tan respetuoso. Pero el que haga so no llegará a ser muy viejo en políticaCuando rememora sus comienzos en la política municipal --a los 28 años-- asegura que fue "ingenuo y valiente", y que las principales motivaciones que le llevaron a ello fue dotar a su pueblo de servicios, y al respecto destaca el abastecimiento de agua "que conseguimos traer desde la sierra de El Torcal".
Torreblanca dice sentirse orgulloso de haber podido contribuir a los cambios y la evolución de Almogía durante cuatro décadas; en un plano más personal, pone en valor el respeto a los ciudadanos y a los adversarios políticos como clave para ejercer la política. "No obstante, algunas veces alguna persona o algún adversario no es tan respetuoso. Pero el que haga eso no llegará a ser muy viejo en política", asegura en declaraciones a Europa Press.
El alcalde de la localidad del Valle del Guadalhorce también alterna su visión personal y la institucional cuando recuerda la irrupción de la pandemia del Covid. "Nadie sabía lo que era esto. Yo mismo me puse muy malo y lo pasé regular", señala, y destaca al respecto: "En general, en mi pueblo, y yo creo que en España, la gente fue muy respetuosa, responsable y obediente hacia las autoridades sanitarias y políticas".
Próximo a dejar su carrera política como regidor, Torreblanca reflexiona sobre la situación actual de Almogía, incidiendo en su crecimiento en servicios y en vecinos residentes debido fundamentalmente a su proximidad a la capital, y muestra su deseo de que este crecimiento no suponga que el pueblo pierda su identidad.
El alcalde, por un lado, pone en valor la integración de los nuevos vecinos; "viven la fiesta y las cosas del pueblo como si fueran de aquí", asegura, a la vez que también advierte de que, para un futuro próximo, le gustaría que "se preserve la identidad de pueblo" de su municipio, sin renunciar a todos sus servicios, pero sin que llegue el momento en que estar en una calle de Almogía se tenga la sensación de "estar en cualquier calle de cualquier gran ciudad".