La Hermandad del Rocío de Chpiona salió esta mañana en dirección a la aldea del Rocío en Almonte para reencontrarse con la Blanca Paloma un año después. Muchos rocieros acompañaron al simpecado desde primera hora de la mañana para iniciar un recorrido que comenzó una vez finalizó la misa en la Parroquia Nuestra Señora de la O cerca de las 9:00 h. La amenaza de lluvia estuvo presente en todo momento desde el comienzo del día, pero, finalmente, las precipitaciones respetaron a los rocieros, que unieron muchos puntos de la localidad a su paso como la calle del Castillo, la calle Víctor Pradera, la Avenida de la Diputación o las inmediaciones del museo Rocío Jurado hasta llegar a la zona de la Lagunilla, donde estaba localizada la ornacina de cristal con la imagen de la Patrona de Almonte. Los rocieros entonaron la oración de la Salve antes de despedir Chipiona para tomar dirección hacia la carretera de Sanlúcar y proceder posteriormente al tradicional embarque, momento en el que les sorprendió una tímida cortina de lluvia.
Antonio Luis Lázaro, hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Chipiona, incluso definió la lluvia como “un tesoro que nos ha mandado la Virgen del Rocío, no solo a la gente de campo sino para todos. No todos los embalses van a coger agua, pero otros sí. Y también es la limpieza que nos va a dar por el camino para evitar que se levante tanto polvo”. El alcalde de Chipiona, Luis Mario Aparcero, por su parte, recalcó la importancia de una lluvia que “era muy esperada. Sabéis todos los graves problemas que vamos a padecer en Andalucía con la sequía”. Aparcero también aprovechó la ocasión para hacer un llamamiento a un paso más en el papel de Chipiona como pueblo rociero, explicando que debería tener su “propia casa de Hermandad. Tenemos que buscar los medios para que Chipiona pueda tener su embajada en la aldea cuando asisten con devoción para visitar a la Virgen del Rocío”.
