Los conciertos del Foro Iberoamericano de la Rábida arrancan este viernes con uno de los grandes nombres de la escena nacional. Víctor Manuel celebra su 75 aniversario de la mejor manera que sabe: compartiendo en el escenario las canciones que han marcado su trayectoria con un público fiel que creció al mismo tiempo que su música.
“Hago un alto en el camino pero sigo. Me han recordado que cumplo 75, no crean que no me había dado cuenta, pero gracias por recordármelo y traer a mi memoria aquel adolescente que escuchaba ‘Discomanía’ en la radio y perseguía los primeros programas musicales en la primera televisión española para ponerle cara y ojos a lo que había escuchado y ya me gustaban”, recuerda Víctor Manuel con motivo de esta gira.
‘La vida en canciones’ (El escenario lo cura todo) pretende abarcar, resumir, largos años de canciones y carretera. De ‘Soy un corazón tendido al sol’ a ‘La sirena’, ‘Planta 14’, ‘El abuelo Vitor’, ‘Paxarinos’, del ‘Solo pienso en ti’ a ‘La madre’, ‘Luna’, ‘Ay, amor’, ‘Canción pequeña’, del ‘Cuélebre’ a ‘Nada sabe tan dulce como su boca’, ‘Cruzar los brazos’, ‘Allá arriba al norte’, ‘Digo España’, de ‘Danza de San Juan’ a ‘No seré nunca juguete roto’, ‘Quien puso más’, ‘Bailarina’ o ‘Déjame en paz’, de ‘El hijo del ferroviario’ a ‘Como voy a olvidarme’, ‘Adonde irán los besos’, ‘Nada nuevo bajo el sol’ o ‘Tu boca una nube blanca’.
La vida rural, la libertad, el amor y la justicia, son algunos de los temas constantes en la discografía del asturiano, que en 2022, fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Ministerio de Cultura. ‘El escenario lo cura todo’, subtítulo del concierto, es un verso de ‘No seré nunca juguete roto’, canción que Ana Belén y Víctor Manuel cantaron en ‘Para la ternura siempre hay tiempo’ (1986).
De su primera guitarra a Latinoamérica
“Y mi tío Quico me regaló unas navidades mi primera guitarra y sus primeras notas me sugerían melodías que no estaban escritas en ningún lugar, en cualquier caso, torpes melodías, que trataban de imitar algo que había escuchado previamente”, recuerda el cantautor. “Y seguí escribiendo porque al tiempo que aprendía, sentía que cada canción era un paso adelante con respecto a la anterior hasta encontrarme un día con la primera canción escrita por mi, que me gustaba: “El cobarde”: estoy asomándome a 1967. Aquella canción desatascó todo y me enseñó un camino”.
Y continúa evocando que “tres años habían pasado desde que había recalado en Madrid para estudiar piano y canto, aparte de actuar en cuantos programas de radio me hacían sitio y debutar como telonero, no existía esa palabra entonces, en el viejo Circo Price para celebrar las cien representaciones del espectáculo que ofrecían Marifé de Triana y Antonio Molina”.
“Padecía entonces, creo que no se me ha quitado, melancolía asturiana”, asegura el músico. “Una sensación de estar de paso en la gran ciudad y el deseo poderoso de triscar por valles y montañas y volver a jugar al balón en un prado. Esa melancolía, sin pretenderlo, se transformó en música y como de un cesto lleno de cerezas del que pretendes sacar una y enganchadas van saliendo todas las demás aparecieron “La romería” “El tren de madera” ”El mendigo” “El abuelo Vitor” “Paxarinos” “El portalín de piedra” “Planta 14”… De aquel primer trabajo aún siguen en mi repertorio las mas significativas”.
Desde el éxito que le trajeron algunas de aquellas canciones, Víctor Manuel decide entonces “que debería poner límites a la melancolía y el siguiente bloque de canciones, alguna todavía anclada en Asturias como “Carmina” o “María Coraje”, tomaban otro vuelo y “Quiero abrazarte tanto” me abrió caminos anchos por Latinoamérica que no he dejado de recorrer”.
“Efectivamente”, concluye “el escenario cura todo menos lo incurable. Dicho esto y habiendo llegado hasta aquí uno agradecería que suavemente, antes de que hagan mas ruido las bisagras, el amado público fuera advirtiéndonos de cuando debemos irnos a casa, aunque siempre ejerza de juez implacable, cuando pones una entrada a la venta y no la compran… Esa debería ser para cualquiera la señal definitiva”.
Ocho espectáculos para todos los públicos
‘La vida en canciones’ de Víctor Manuel es el primero de los ocho espectáculos que conforman la programación de la Diputación para julio y agosto en el Foro Iberoamericano de La Rábida. A él le sigue mañana, sábado 8, el Musical Experience Mecano, tributo al grupo clásico del pop español que visita el Foro tras el éxito en teatros de Madrid.
Música clásica y solidaridad se darán la mano el sábado 15 en el Concierto sinfónico de la Joven Orquesta Internacional de Sevilla, dirigido por Michael Thomas y a beneficio de Proyecto Hombre. El carisma de Pablo Alborán y la rumba de Camela, que aglutina a varias generaciones, reunirán a miles de seguidores el viernes 21 y sábado 22. Y julio se despedirá el viernes 28 con Rocío-El Musical, un espectáculo de producción local que recrea la riqueza de nuestro folclore como seña de identidad cultural.
En agosto será el turno de la Gala de Carnaval de Cádiz, el viernes 18, una cita clásica que reúne a los máximos exponentes de este género en una noche larga y festiva. Y la encargada de cerrar la programación el día 19 de agosto será Lola Índigo, exponente de los nuevos ritmos y coreografías y fenómeno fan entre el público más joven.