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Barbate

Juan Rossi, la voz de la mar en la tierra

Técnico de radio, responsable de Radio Puerto Pesquero en Barbate, corresponsal y locutor en distintos medios de comunicación, cofrade... y una gran persona

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Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

  • Un hombre cuya voz fue el instrumento que unía, conectaba y enlazaba la vida en el piélago y en tierra
  • Días atrás, este gran hombre dejaba atrás su “taller… la estación de la emisora del puerto”, pero no la radio
  • Los pies en el puerto y su voz entre el puente de gobierno de los barcos y el hogar de los marineros

Miguel de Unamuno, en su obra En torno al casticismo, hablaba de la “intrahistoria” como esa “vida silenciosa de los millones de hombres (y mujeres)… que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana”… hombres y mujeres que, alejados de los grandes libros y los grandes nombres, desde la humildad del anonimato, son quienes en realidad escriben y perfilan la historia de sus pueblos y por ende, del mundo en el que vivimos.

Esos barcos que llegaban a puerto con sus cubiertas repletas de cajas de boquerones ya no volverán. Hablo de más de mil cajas de las grandes, de esas de veinte o treinta kilos, no de las de ahora de siete kilos. Había semanas en las que se ganaba hasta 500.000 pesetas.

Y en un pueblo como Barbate, con una historia ligada al mar y a la pesca, emerge la figura de un hombre cuya voz fue el instrumento que unía, conectaba y enlazaba la vida en el piélago y en tierra. La voz que cruzaba el océano, que recorría la costa atlántica desde Barbate a Agadir, desde Barbate a las aguas de Mauritania, para que los marineros mantuviesen sus pies y sus mentes en la tierra de la que zarparon. La voz que se transformaba en onda radiofónica para transmitir las buenas nuevas y las malas, por desgracia, también. La voz que anunciaba las predicciones meteorológicas, la hora de entrada en Lonja, las averías en alta mar, los nacimientos en tierra (y las defunciones también)… la voz que anunciaba las cajas de boquerones, sardinas y jureles que horas más tarde serían objetos de subasta en puerto. Era, y es, la voz de Juan Rossi Maya.

Juan Rossi.

Días atrás, este gran hombre dejaba atrás su “taller… la estación de la emisora del puerto”, pero no la radio, que se la lleva a casa para seguir tendiendo puentes entre la tierra y la mar. “No me jubilo”, insiste, “mientras pueda, no lo voy a dejar” y nos enseña el móvil… “aquí tengo grupos con todos los barcos y también con los compradores”… Es miércoles, 19 de julio, y lleva desde las seis de la mañana comunicándose con la flota… “Chipiona, 60 de pescado; Juani y Manoli, 114 de jureles chicos, tres de jureles negros y tres de caballa; Socorrito, 550 de caballa, 25 de jureles; Torero, 100 de caballa; Vidal, 140 de jureles; Infante, 50… y ahora, los de Cádiz, Moby Dick, 250 de jureles y llega a puerto a las 10.30 horas; Nazareno, 100 cajas de boquerones para las 10.30 horas; Carabina, 335 de boquerones; Francisco Isabel, 230 cajas de boquerones; Pastor, 50 de boquerones… una avería”… información que le aparece en su grupo de whatsapp ‘Radio Puerto Pesquero’

LA TORMENTA Y EL BONIATO

Juan Rossi nació un diez de mayo de 1941, en el seno de una familia marinera… entre sus primeros recuerdos, una noche de tormenta y de fuertes lluvias. “Vivíamos en El Zapal, en un sitio bajo y la casa se inundó. Mi padre padecía tuberculosis, así que mi madre se lo echó encima para subirlo hasta casa de mi abuela. Eran las diez de la noche, llovía a cántaros, no se veía nada y por el camino comenzó a ladrar un perro. Asustada, mi madre se agachó y a tientas cogió una piedra por si tenía que lanzársela al perro. Pero no, lo que cogió no era un pedrusco, era un boniato grande y eso fue lo que cenamos esa noche”, rememora Juan Rossi en cuyas pupilas aún se refleja la modesta pero siempre inquieta mirada de aquel niño de seis años que huía de la tormenta y la oscuridad de la mano de su madre.

Juan Rossi.

Un niño de vida ligada a la mar, aunque siempre desde tierra. Los pies en el puerto y su voz entre el puente de gobierno de los barcos y el hogar de los marineros. “Siempre he estado cerca del mar… desde cuando iba a los botes para coger pescado para mi padre, hasta que comencé a trabajar en la primera lonja…”, incluso cuando trabajaba haciendo envases para el pescado y al mismo tiempo se sacaba, por correspondencia, el título de técnico de radio electrónica en la prestigiosa pero ya desaparecida Escuela Maymó, que abrió sus puertas en Barcelona y que amplió sus sedes a Madrid y Valencia, y que en aquellos años dependía del Ministerio de Educación y Ciencia.

Con el título de técnico de radio ya en sus manos comenzó su periplo en las ondas y el universo de la radioelectrónica. Entró, como auxiliar tercero, a trabajar en la Compañía Radio Área Marítima Española, CRAME, con sede en Barbate y que se dedicaba a la instalación, reparación y mantenimiento de las radios, las sondas y los radares de los barcos. De auxiliar tercero llegó a ser jefe de Demarcación y Contramaestre, permaneciendo en la citada empresa desde 1963 hasta 1989.

RADIO Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Más tarde le destinaron a Algeciras, “yendo y viniendo todos los días durante cuatro años”, y a su vuelta dio el paso y se hizo cargo de la estación de radio y comunicaciones… la radio costera para ejercer de nexo entre la tripulación de los barcos y sus familiares, entre el patrón y el armador, entre la carga y la lonja, con sus notas de pesca en las que informaba de lo que se había pescado, de las averías y de las horas de salida y de llegada a puerto.

Su voz, como hemos mencionado, llegaba hasta Agadir y Mauritania (incluso a Brasil)… con unos equipos que ya no forman parte de los barcos porque han sido sustituidos por las nuevas tecnologías en materia de comunicación.

Juan Rossi.

Juan Rossi.

Y ese sustantivo que hace referencia a la acción o efecto de comunicar o comunicarse forma parte de la existencia de Juan Rossi… quien también fue corresponsal en Barbate para Diario de Cádiz y  Radio Nacional de España para todo “lo que ocurría en la mar pero también en tierra”.

De hecho formaba parte del mítico programa de RNE ‘Caravana de Amigos’ que se emitía los domingos y en los que se daba a conocer el estado del tráfico en las carreteras españolas. Un programa que obtuvo en Premio Ondas y para el que se desplazaba hasta la venta que Enrique Villegas tenía en la Barca de Vejer, Los Lunares. “Tenía un teléfono y que usaba a cobro revertido, claro está…”, rememora Juan Rossi. Entre sus crónicas para dicho programa nos habla del día que hubo un accidente en la gasolinera cercana a la venta… “El gasoil se derramaba y no se limpiaba, así que un día de lluvia aquello se convirtió en una pista de patinaje para los coches… ese accidente produjo retenciones de hasta ocho horas con el tráfico paralizado. Además, desde Campsa se enfadaron mucho por lo que dije…”.

Para Diario de Cádiz elaborada las crónicas del Barbate CF y fue también de los pioneros de Radio Barbate, incluso antes de que fuera municipal, cuando estaba en la Casa Quintana… “Dirigía un programa de flamenco y el noticiero”. En ambos medios se buscaba la publicidad… Sin olvidarnos de su presencia en los distintos canales de televisión local con la información pesquera, desde el vídeo comunitario, a Canal 42 y Onda Barbate.

Entre la estación de radio marítima, sus crónicas en Diario de Cádiz, sus intervenciones en Radio Nacional y en Radio Barbate, entre sus locuciones para la megafonía de la playa, su presencia televisiva y sus paseos en coches buscando publicidad, “muchos vecinos se preguntaban dónde estaba Juan Rossi porque aparecía por todos lados y algunos programas eran grabados”, comenta entre risas.

COFRADE Y SU VIRGEN DEL CARMEN

No podemos olvidarnos de su faceta cofrade, incluso más allá de sus retransmisiones radiofónicas de nuestra Semana Santa. Ha forma parte de “las Juntas de la Hermandad del Ardero, Santo Entierro y, en la actualidad, Hermandad del Carmen. En esta entidad donde ha desarrollado gran parte de su labor, no sólo como miembro de junta, sino como asiduo colaborador, siendo la primera persona encargada de dar sonido y ambiente musical a los barcos que embarcan a la Patrona los 16 de julio. Asimismo, durante el Patronazgo, coordinó la activación de una radioescucha durante siete horas, donde participaron radioaficionados de todo el mundo”.  Sus Bodas de Oro se celebraron en la capilla de la Virgen del Carmen del puerto pesquero.

Juan Rossi.

También formó parte de “la Junta de Hermandades y Cofradías de Barbate. Durante muchos años ha prestado su colaboración a entidades como Cáritas, entre otras asociaciones con carácter  no lucrativo de la localidad, llevando desde hace años el sonido en los pregones y noches de saetas en la peña Hermanos Costaleros Nazarenos. En otros ámbitos, también ha colaborado con entidades culturales, carnavalescas y deportivas. Su prestancia por los demás, entre otros valores, y su pasión por la Semana Mayor han sido legadas a sus hijos, con humildad y ejerciendo una labor callada, pero imprescindible ayudando a sus paisanos”, tal y como se menciona en la página semanasantadebarbate.com.

ADIÓS A LA ESTACIÓN DEL PUERTO

Ahora ha dejado la Estación de Radio del Puerto, “un taller con un equipo radiofónico propio desde el que ofrecía sus servicios a los barcos, algunos de fuera de Barbate, a cambio de una cuota mensual”… una labor que realizaba de la mano de la Cofradía de Pescadores de Barbate, de hecho antes de ser Radio Puerto Pesquero se llamaba Radio Cofradía allá por los años 80 del siglo pasado.

Desde esa estación de radio ha comunicado nacimientos, defunciones, ha puesto en contacto a los marineros con sus familiares que estaban en tierra… “daba buenas y malas noticias, junto a la nota de pesca diaria”. Su información tranquilizó a muchas personas y su palabra era ley para la gente de la mar y para sus allegados en tierra… “Sí, llegará a puerto a las diez, lo ha dicho Juan Rossi”.

Desde esa estación ha vivido en primera línea y en primera persona el auge y la decadencia del sector pesquero local… que “lleva años yéndose a pique… aquí hubo hasta cien barcos. Nosotros le dábamos servicios a cuarenta. Hubo un boom de la pesca allá por el año 1972 y luego, desde 1995 comenzó su declive”, y como buen barbateño no puede obviar la existencia, a su parecer, de “una mano negra” contra el pueblo… una mano negra “ya sea de fuera o ya sea de aquí, pero que existir, existe”.

Una mano negra que, por ejemplo, “dijo que se iba a instalar una base militar en el puerto, por lo que había que eliminar barcos. Luego no se hizo nada”. Una mano negra que ha logrado que “ahora que se ha finiquitado otro acuerdo de pesca con Marruecos apenas nadie proteste porque ya afecta a poquísimos barcos”.

Y es que “con el precio del gasoil ya no merece la pena ir a ese caladero. A Marruecos se va a ver qué es lo que hay… lo mismo un viaje te soluciona el mes, pero lo mismo te cuesta el dinero”. Para Rossi el futuro de la pesca pasa “por el sector artesanal y los barquitos pequeños” porque “esos barcos que llegaban a puerto con sus cubiertas repletas de cajas de boquerones ya no volverán. Hablo de más de mil cajas de las grandes, de esas de veinte o treinta kilos, no de las de ahora que son de siete u ocho kilos. Había semanas en las que un marinero ganaba hasta 500.000 pesetas. Eso se ha perdido ya”.

Un declive del sector pesquero que “todo el mundo veía que iba a ocurrir” pero que nadie hizo nada por remediarlo y por realizar una reconversión similar a la de Conil… Así que lo único cierto es que “cada día a menos pesca y los precios del pescado está por los suelos. Hablo de los precios en lonja, no en el mercado. Una caja de boquerones se vende a dos euros en la Lonja y en el mercado se revende a cinco euros el kilo”.

LA DUREZA DE LA MAR

Desde esa estación ha vivido en primera línea y en primera persona también las tragedias ligadas a la mar… como la del Joven Alonso, “que en la misma mañana del suceso le reparamos desde Crame su sistema de comunicación”, a la más reciente y “la que más me ha afectado”, como fue el hundimiento del Nuevo Pepita Aurora aquel 5 de septiembre de 2007 en el que ocho marineros perdieron sus vidas. Un 5 de septiembre que cambió para siempre la historia de este pueblo marinero, marcando su alma con un eterno crespón negro de luto y dolor.

Juan Rossi.

Rossi recuerda la nota de pesca de esa mañana… el Pepita Aurora iniciaba su regreso a puerto “con 50 cajas de boquerones y otras cien de otros barcos por transbordo (algo que ya está prohibido)”. Al barco se le advirtió de las inclemencias meteorológicas en el Estrecho… “se lo dije a mi primo, que era timonel. Le dije que tuviesen cuidado pero no podemos olvidar que con ese viento hay botes que lo cruzan sin problemas, como lo cruzaron también el resto de barcos de la flota que venían junto a él”.

“Fue un desastre que no se podía haber evitado… ocurrió. A los otros barcos no les pasó nada. Estaba comiendo en mi casa en el Paseo Marítimo porque la otra estaba en obras. Me llamó el Benamahoma diciendo que había avistado una quilla al sol, seguramente de una barquilla… y es que la quilla del Pepita Aurora era de esas de tonelaje ficticio, parecía más pequeña… Luego nos percatamos que era nuestro barco… fue un horror. Una tragedia de enormes dimensiones y que me afectó y me sigue afectando”, relata Juan Rossi sin poder evitar que se le empañe la mirada con lágrimas de puro recuerdo y aflicción… “Hasta el patrón estaba en la mar tratando de salvar a su tripulación… un horror”.

CRUCIFIJO DE LA MARCA INRI

Esa es, sin lugar a dudas, “la noticia, la información, que jamás hubiera querido trasladar”. Pero han sido muchos años prestando su voz y su buen hacer para que tierra y mar se mantengan unidas, para que un pueblo de raíces tan marineras como Barbate estire sus brazos desde el puerto hasta el caladero más lejano… Muchos años en los que los buenos momentos no faltaron, como las risas y las anécdotas. “Castañeda”, dijo uno, “dile a mi hermano que encargue un crucifijo pero que sea de la marca INRI”, comenta entre carcajadas Juan Rossi… o aquel que a través de la radio, con todo el mundo escuchando, dijo “mira, que no se entere nadie, pero debajo de mi almohada te dejo el cartón de tabaco”…

Hoy las comunicaciones han cambiado, los tiempos han cambiado, el sector pesquero ha cambiado… hasta la estación de radio parece obsoleta, pero no así su voz y su intrahistoria, tan vigente y tan necesaria como siempre lo ha sido. Los pueblos siempre necesitan tener a personas como Juan Rossi, personas que unen, personas que crean, personas que comunican, personas que informan, personas que participan, que aman su tierra y sus mares, personas inquietas capaces de cumplir 82 años y recordar a aquel niño de seis años y a aquella piedra que se convirtió en un exquisito boniato que presidió la cena de una noche de tormenta.

Juan Rossi.

 

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