La exposición, que coincide con las obras de remodelación del Museo Arqueológico, permanecerá instalada hasta el 24 de octubre en el Museo del Patrimonio Municipal de la capital malagueña y después se trasladará a Cádiz y Almería, por iniciativa de la Fundación Unicaja.
El Jardín de las Hespérides era “un lugar mítico y paradisiaco donde crecían las doradas manzanas regalo de Hera, custodiadas por las ninfas de la noche, y adonde llegó Heracles para conseguir su última hazaña, que le permitirá acceder al Olimpo y conquistar la inmortalidad”, recordó ayer Paloma Cabrera, comisaria de la exposición y conservadora del Museo Arqueológico Nacional.
La muestra ofrece “un recorrido inverso” hacia Grecia, “la cuna de la civilización mediterránea, de la que somos herederos”, y abarca diversos lugares de procedencia de los vasos, que “son un testimonio único e irrepetible”.
“Los vasos griegos son un documento histórico de gran importancia, porque informan de las ciudades donde se fabricaron, del tiempo y de la geografía de Grecia y de su evolución histórica, política e ideológica”, ha añadido Cabrera.
Los temas que decoran su superficie “informan de la vida del hombre griego, de sus creencias, las construcciones sociales, políticas y religiosas y sus esperanzas y anhelos”.