José David Versaci se ha proclamado en Roma Campeón del Mundo XFC en la modalidad de boxeo, categoría Máster -75m Kg. El responsable, junto a su compañera de vida, Katy Díaz, de la Escuela Team ‘Versaci y Díaz’ nos dejó sus impresiones sobre este evento en el que se vino para casa con el cinturón de campeón del mundo.
Antes que nada enhorabuena por el título. ¿Cuéntenos cómo ha sido tu periplo hasta lograr apretarte el cinturón deseado por todos los competidores?
–Es la segunda vez que logro este hito. Ya fui campeón del mundo en el año 2016 en esta misma categoría en Alemania, aunque con otra Federación llamada ISKA. Después de unos años, me lo propuse nuevamente, me he preparado a fondo para estar bien físicamente y he encontrado motivaciones. Después de tantos años en el ring, tengo que decir que no busco ya ninguna palmada en la espalda, ni siquiera el cinturón, participo porque lo que me gusta es subirme al cuadrilátero. Me ofrecieron esa oportunidad, la acepté y me lo tomé con absoluta calma. Me he llevado a la familia, Katy Díaz, que además es mi entrenadora, mis dos hijos, mi nuera y aunque lo asumo con seriedad, voy con otra cabeza ya, con el ego habiéndolo dejado aparcado hace ya muchos años. Se trata simplemente de no vivir del pasado ni pensar en el futuro, sino disfrutar del presente.
¿Qué tipo de rivales te encontraste en este Mundial?
–Había veintiún países participantes y me tocaron en suerte dos boxeadores italianos y un francés. La semifinal la gané por KO en el primer asalto al italiano Caetano y ya en la final con Benvenuti, un ex campeón de Italia, en peso mosca tuve que pelear los tres asaltos venciendo a los puntos. Ambos tienen diez años menos que yo, lo que me motivó un poco más. Fue un combate muy duro.
¿Cuál de los dos títulos mundiales te ha sabido mejor?
–El primero que conseguí fue en la modalidad de Kick- Boxing y ahora en Boxeo. Son dos disciplinas muy distintas. A nivel personal, me llena más este último, porque en la esquina como entrenadora estaba mi compañera Katy Díaz. Hemos cambiado los papeles pues normalmente era yo el que la dirigía desde la esquina. Ha estado con ella en esa posición mi hijo David y también estuvo con nosotros mi hijo pequeño Alí. Un triunfo muy familiar que me ha sabido a gloria, porque no iba buscando más que disfrutar y eso es lo que ha marcado la diferencia.
Hablamos de la Escuela Team ‘Versaci y Díaz’ ¿Qué significa la consecución de estos títulos al respecto?
–Para nosotros es un empuje a nivel mediático y en nuestra Escuela se vive como un triunfo de todos. Siempre hacemos mucho énfasis en que no tenemos un gimnasio sino una Escuela donde hay maestros y alumnos, no clientes. Nos sentimos muy afortunados y ahora abrimos un campamento en San Ambrosio, con alojamiento para los que lo requieran, en el que acogeremos desde gente que quiera iniciarse hasta aquellos que tengan nivel profesional. Lo pensamos como un tipo de vacaciones-entrenos. Los interesados pueden contactar con nosotros por facebook (Escuela Team Versaci & Díaz/ José David Versaci) o por teléfono y whatsapp (635981538). También por instagram (@la_pacwoman).
Además, vuestro hijo Alí, parece que quiere seguir vuestros pasos.
–Sí, Alí es un gran deportista. Actualmente, compagina el boxeo con el balonmano en Barbate. Las dos son disciplinas con muy buena cantera y que cosecha grandes éxitos.
A partir de ahora, tanto Versaci como Katy Díaz ¿se plantean seguir en el ring peleando a gran nivel?
–Se dice que para un boxeador es difícil subir al ring, pero para nosotros lo difícil es bajarse. Katy está en standby. Volver es una cosa personal que si sucede lo anunciará. Ha llegado a lo más alto que se puede tanto a nivel amateur como profesional y seguir es una cosa muy personal. Yo por mi parte vivo para esto, me apasiona subir al ring y mientras me lo permitan y me sienta bien mental y físicamente, no me voy a bajar.
¿Dónde se pasa peor en la esquina como entrenador o en el ring como boxeador?
–Creo que en la esquina se pasa peor porque sientes más impotencia y es muy difícil dirigir desde esa posición, se sufre mucho sin poder hacer más.
Detrás de un campeón siempre hay una buena historia, ¿cómo fueron tus inicios en este deporte?
–Comencé con siete años viendo con mi padre el boxeo. Era una generación donde la gente se reunía para ver este deporte. Nos apasionaba ver los grandes combates de entonces. Era un boxeo épico, como el del gran Alí. También iba con él a ver en directo algunos combates y a los dieciséis años trabajé en un bar donde mi jefe me hizo un primer contacto para empezar en full- contact, coqueteando también con el boxeo. Todo esto en Italia. Comencé a competir hasta que me vine a España hace treinta años siendo competidor. Mi gran maestro fue Paco Carballo de Cádiz. A partir de entonces, empecé a combinar el trabajo con el deporte. La cosa nos fue bien y pude dejar el trabajo que me servía como rampa económica para dedicarme al trabajo que haría igualmente si no me pagaran, por eso me siento afortunado. Finalmente, nos instalamos en San Ambrosio y junto a Katy nos empezamos a dedicar plenamente a esto. Un sueño conseguido tras un largo camino y disfrutando día a día. Pensamos lo menos posible en el futuro porque crea ansiedad. Más vale pensar en el presente porque el pasado te hace llorar y el futuro te genera mucho estrés.
¿Qué posibilidades hay actualmente para que desde la Escuela Team ‘Versaci & Díaz’ salgan nuevos campeones a gran nivel?
–La verdad es que hay muy buena cantera, tanto en categoría masculina como femenina y de una gran variedad de edades. Confiamos en que es una hornada de luchadores que dará sus frutos en forma de títulos.
¿Qué mensaje para terminar le gustaría a Versaci trasmitir ?
–Me gustaría pedir a la gente que no se deje guiar por las etiquetas, que en este mundo lleno de injusticias, de guerras,de abusos, el deporte une. Cuando me pusieron el cinturón de campeón del mundo, también me puse el pañuelo reivindicativo apoyando al pueblo palestino por el sufrimiento que sufre actualmente. No tengo ningún vínculo de sangre ni político, pero soy una persona que libremente puedo empatizar con lo que ocurre y reivindicar este tipo de injusticias.