Jerez ha sido una fiesta en los primeros días de diciembre: calles abarrotadas, villancicos en cada rincón, aparcamientos imposibles, negocios de hostelerías acabando existencias antes de lo normal, sonrisas en las caras, fotos virales por la masificación, visitas de todos los rincones de España, calles engalanadas con luces de la época, taxis haciendo el agosto… y un Teatro Villamarta vivo y fuerte.
El principal espacio escénico de la ciudad se ha consolidado como un teatro de referencia a nivel nacional por una extraordinaria apuesta por espectáculos de Navidad. Si hace veinte años solamente una era la propuesta de esta índole, a lo sumo dos si sumamos alguna que otra del género lírico, ahora son más de diez las que acoge este escenario.
En el artículo anterior comentábamos el éxito de María Terremoto junto a Ainhoa Arteta con el montaje ¡Que suenen con alegría!, que se volvió a poner en pie en la noche de 8 de diciembre, también con una gran acogida. Ahora queremos hacer lo propio, hacernos eco principalmente, con otros tres títulos que han puesto de manifiesto el incontestable talento jerezano para la Nochebuena y sus cantes.
Por un lado acudimos al estreno de Miguel Ángel Heredia, con la Navidad de Don Antonio Chacón (entidad organizadora), primera vez que el artista exponía una obra en este teatro. Curiosamente no fue de baile, aunque sí lo hubo y del bueno. Miguel defendió las raíces de la fiesta aunque pasado por el filtro de la escena, recordando momentos y composiciones clásicas y populares, algo cada vez más en desuso dado el alto grado de nuevas creaciones en letra y música de la actualidad. Elu de Jerez se salió, Saray García y Gema Moneo bailaron de bien para arriba, las voces corales igualmente, y el fin de fiesta fue de ensueño. Destacamos a Manuela Pastilla, Juana Carpio y Luisa Soto, tres damas de la escuela del baile de Jerez por antonomasia que no son profesionales pero que nos dejó clara la existencia de dicha escuela. Sí hay escuela del baile de Jerez y se demostró gracias a Miguel Ángel Heredia y su gente.
El vendaval mediático de Luis de Perikín arrasó con tres noches sin entradas. ¿Reventa? Hay gente que pagaría lo que fuera por formar parte del público de estas funciones. Luis es luchador, incesante y constante, profundamente profesional y recoge el éxito que merece. Su estilo es más novedoso, aunque ya no tanto pues se ha instalado como habitual. Es un nuevo clásico. Las voces femeninas son alucinantes, cortadas por el mismo patrón y en escena gustan tanto como en las redes sociales. Son de este tiempo y la siguen distintas generaciones por muchos rincones, pero en Jerez había más compás y los estrenos de los nuevos villancicos sabían a gloria. Así Canta Jerez en Navidad reventó el Villamarta y puede decirse, por la incorporación de incipientes metales, que este camino tiene un recorrido que mira al futuro. Estefanía Zarzana, Joselete de MushoGitano, Maloko Soto, Manuel de Cantarote, Rocío Valencia fueron algunos de los destacados. La mayoría de ellos son Carrasco, sinónimo de ritmo y excelencia.
Por último llegaron Los Tres Reyes con Macanita, Fernando Soto y Felipa del Moreno. Pero estos reyes, que llevan en la memoria a tres de los autores más importantes de la historia de este ‘¿subgénero? flamenco’, Antonio Gallardo, Parrilla de Jerez y Fernando Terremoto, estaban escoltados por músicos de primera como Manuel Valencia, Antonio Higuero y Carlos Merino que podemos decir que se comportaron como unos pajes reales de categoría.
El incienso lo llevaba Felipa del Moreno, sinónimo de divinidad. Fue su noche. Crecida, artista, esplendorosa en el escenario, con un dominio de experta, madura en sus gestos y con una emoción tan profunda que nos llegó a todos. Efectivamente, la del Moreno nos llevó a los mejores momentos que un día consumó con su primo Terremoto y por ello se miró tan adentro que nos sumergió en un universo de lágrimas y nostalgia. La mirra es lo humano, la carne, esa que puso en el asador Fernando Soto con su elegante estilo y con esa capacidad evidente de mirar al público para, con perdón, metérselo en el bolsillo. El artista baila y canta como nadie, no digo que mejor que nadie, digo que sin parecerse a nadie. Sí que nos llevamos la alegría de que se mencionara a Torrito, uno de los rostros más carismáticos de la serie Así Canta Nuestra Tierra en Navidad y a la que se le debe el resurgir de todo. Acertadísimo. Y el oro es de Macanita, la verdadera reina. Haga lo que haga, es la voz viva y en activo que manda en la Nochebuena jerezana (con permiso de Ángel Vargas). Hemos crecido con ella y es la única de todos los nombres que se han mencionado en estas líneas que pudo conocer de cerca, muy de cerca, a los que en su día hicieron grande todo lo que ahora es una fuente de ingresos para Jerez, y si no escuchen ustedes la grabación “Por el camino de Egipto” junto a La Paquera de Jerez. En este espectáculo resaltó Coral de los Reyes cuya calidad merece una noche para ella sola.
Por poner una pega, en general, eché en falta en muchos momentos la zambomba como instrumento, pues soy de los que piensan que el sonido que sale del carrizo mojado no desentona. Quizás no en todo momento, pero tendría que tener la presencia que merece para que no perdamos la esencia, como defendió Miguel Ángel Heredia. Parrilla nunca la dejó de lado, tampoco Fernando Terremoto.