Era un partido para ganar sí o sí y eso es lo que hizo el Málaga CF. El Ibiza llegaba a La Rosaleda con un pequeño bache, tras sumar solamente dos puntos de los últimos nueve. El partido, tenso y trabado desde el inicio, se terminó resolviendo merced a un gol de penalti de Dioni.
El inicio de la primera parte reflejó la igualdad palpable que íbamos a ver durante los primeros 45 minutos. Comenzaba con algo más de posesión el cuadro ibicenco, aunque sin demasiada mordiente. Obolskii fijaba a los dos centrales, que verían posteriormente sendas tarjetas amarillas.
El que intimidaba por su banda una y otra vez era un Kevin Medina que regresaba a la titularidad y demostró las ganas que tenía de ello. Encarando constantemente y bien en tareas defensivas.
Javi Jiménez, silbado cada vez que recibía el balón, lo intentaba con un disparo raso desde larga distancia que detenía con alguna dificultad, aunque muy seguro, Alfonso Herrero.
Lo intentó Dioni tras gran pase de Dani Lorenzo y chutó de primeras, pero el balón se fue rozando el palo. El dominio era visitante, pero las contadas ocasiones llegaban más bien por el lado costasoleño. Dani Lorenzo, muy activo, tuvo la más clara pasada la media hora de juego.
El mediapunta recibió un pase de solo ante Sequeira, pero no pudo rematar cómodo y el arquero logró parar el chut en dos tiempos.
La iniciativa en los últimos minutos ya fue por completo del cuadro malaguista, aunque se llegó al descanso con el 0-0 inicial, un resultado que se podía considerar justo.
El inicio de la segunda parte fue, sencillamente, inmejorable. Kevin Medina prolongó su enésima arrancada por la banda izquierda, se fue de su par, el cual tuvo que zancadillearlo y hacerle un claro penalti. Dioni Villalba, algo apagado en la primera parte, tomó la responsabilidad de chutarlo y no falló. Golazo por la escuadra para el malagueño y La Rosaleda que enloquecía con el 1-0.
A partir de aquí, las mismas ocasiones contadas con cuentagotas que en el primer tiempo. El Málaga, consciente de que el resultado era oro en paño, decidió darle el balón por momentos al Ibiza, aunque siempre en zonas en las que los baleares no creaban peligro.
Manu Molina se tuvo que marchar tras notar un pinchazo y Pellicer decidió incorporar a Juanpe para darle una mayor consistencia al centro del campo. Alfonso Herrero seguía muy seguro bajo palos, siempre resguardado por una pareja Nélson Monte-Galilea que viene ofreciendo un nivel excelso.
El choque demandaba cloroformo y eso fue lo que le dio el conjunto blanquiazul. Pasaron muy poquitas cosas en los últimos minutos, como mandan los cánones en la ocasión. Triunfo de prestigio el de un Málaga CF que ya come en la mesa de Castellón e Ibiza, ganándole además el 'goal average' a este último.
