El presidente de la Diputación de Málaga, Francisco Salado, urge al Gobierno a desbloquear el proyecto del tren litoral, actualmente "en punto muerto", al asegurar que es una cuestión de "supervivencia" para la provincia, que lidera el crecimiento económico y poblacional de Andalucía y prevé seguir haciéndolo en los próximos años.
En una entrevista con EFE, Salado explica que el tren litoral es necesario para solucionar el "colapso" en la movilidad interna que sufre Málaga ante la falta de alternativas de transporte que conecten la capital con las localidades de la costa oriental y occidental.
"Lo que ahora toca es que cada administración haga su trabajo y cumpla con su responsabilidad", señala el político popular, que defiende que tanto la Diputación como la Junta están llevando a cabo las medidas que están a su alcance para mejorar la movilidad de la Costa del Sol, mejorando las frecuencias del transporte metropolitano, construyendo carreteras o impulsando carriles específicos para vehículos de alta ocupación.
Sin embargo, apunta Salado, el mayor reto que tiene Málaga es la construcción de un línea ferroviaria que una la capital con Marbella, la única ciudad española de más de 100.000 habitantes que aún no tiene esta infraestructura. En un futuro, el objetivo es que este tren llegue a la costa oriental, donde hay municipios como Rincón de la Victoria, Vélez-Málaga o Nerja.
Mesa de trabajo pendiente
Las instituciones malagueñas hace meses que piden de forma insistente al Gobierno que active este proyecto. La semana pasada, precisamente, el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, que dirige Óscar Puente, anunció su intención de convocar una mesa de trabajo con la Junta de Andalucía y los ayuntamientos para explorar la viabilidad social, económica y ambiental de este tren.
Según un estudio elaborado por la consultora ARCS y Analistas Económicos de Andalucía y financiado por Unicaja, llevar el tren hasta Marbella costaría entre 2.500 y 2.700 millones de euros y podría estar operativo en ocho años, con la previsión de transportar entre 34 y 46 millones de viajeros anuales.
Francisco Salado no tiene duda de que el proyecto es "viable socialmente" teniendo en cuenta que Málaga "es la provincia que más va a crecer en los próximos diez años de toda España". "Vamos a llegar a los 2 millones de habitantes y ya sin alcanzar esa cifra estamos colapsados", lamenta.
"Socialmente está clara la necesidad del tren litoral y económicamente no se puede poner en cuestión un proyecto tan necesario para la provincia porque va a costar mucho dinero. Aquí entramos ya en el agravio", opina Salado.
Sobre la complejidad de la ejecución del proyecto, sostiene que tampoco ha de ser un impedimento, ya que donde el tren no pueda ir en superficie puede ir soterrado. "¿Que eso supone más recursos? Pues que se busque financiación europea", subraya.
Planificar, presupuestar, ejecutar
Para el presidente de la Diputación, lo más importante ahora es "ponerse ya a planificar" la obra, estableciendo qué tramos se priorizan, presupuestándolos y fijando un calendario de ejecución. Yendo todo rodado, las obras no empezarían antes de cinco o seis años.
Y es que si la movilidad en Málaga se hace "insoportable", advierte Salado, muchas empresas y personas se cuestionarán si quieren trasladarse aquí, lo que podría comprometer la competitividad de la provincia: "Es un tema de supervivencia", asevera.
El político cree que es de "una torpeza enorme" y "una falta de respeto" que el ministro Puente no haya venido aún a Málaga a reunirse con las instituciones locales y regionales para abordar este proyecto.
El Gobierno aseguró a principios de año que "no tiene datos" que le permitan "avanzar a corto plazo" en el proyecto del tren de la costa, una obra "muy complicada", según reconoció el secretario de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano.
Mientras el tren litoral no sea una realidad, en Málaga reclaman la liberación del peaje de la autopista AP-7 en la Costa del Sol.