Según fuentes aliadas, los países tienen “distintas opiniones” sobre el rol que la OTAN debe desempeñar en esa operación y su relación con la coalición internacional que hasta ahora ha ejecutado los bombardeos y se ha
encargado de imponer la zona de exclusión aérea.
“Hay una discusión en curso”, señalaron esas fuentes, que anunciaron nuevos encuentros para hoy y, probablemente, los próximos días.
Hasta ahora, Francia -cuyos aviones fueron los primeros en atacar- se ha opuesto a transferir el control de la operación a la OTAN, organización con la que tradicionalmente ha mantenido tensas relaciones a pesar de ser socio fundador.
En esa línea, París propuso ayer establecer una “dirección política” de la operación militar, que ejercerían los ministros de Exteriores de los países que participan en la coalición de voluntarios.
Esa opción podría aún dejar para la OTAN el mando militar o las tareas de coordinación, que hasta ahora ha desarrollado Estados Unidos y de las que Washington quiere deshacerse.
La Alianza Atlántica estaría lista para actuar en cuanto logre un acuerdo político, después de que ayer cerrase la planificación técnica para apoyar la intervención aérea.
Mientras Francia se ha opuesto en todo momento a convertir la misión internacional en una operación de la
Alianza Atlántica, a la que querría ver con un papel secundario, varios de los participantes en la coalición insisten en que la OTAN debe ponerse al frente.
Especialmente clara ha sido Italia, que ayer volvió a decir que retomará el control de sus bases militares puestas a disposición de los aviones que están bombardeando Libia si el control de las acciones no pasa a la OTAN.
El ministro de Exteriores italiano, Franco Frattini, recalcó ayer en Roma el punto de vista de su Gobierno de que el mando militar “debe pasar a la OTAN, es una cuestión de seriedad, una cuestión altamente política”.
La división en el seno de la Alianza se acentúa además con la postura de Alemania y Turquía, que han decidido mantenerse al margen de los ataques y continúan dejando caer críticas a la intervención armada.
Si ayer el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, aseguró que la reacción negativa de parte del mundo árabe a la operación da la razón a su país en su decisión de no participar, ayer el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de que Libia no debe convertirse en un nuevo Irak.
Con todas estas diferencias pendientes de resolución, la OTAN sí logró ayer consenso para utilizar sus medios navales con el fin de aplicar el embargo de armas sobre Libia aprobado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Las fuerzas aliadas en el Mediterráneo “vigilarán, informarán y, si es necesario, detendrán barcos sospechosos de transportar armas ilegales o mercenarios”, señaló el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen.
Según una fuente diplomática, la decisión se pospuso hasta ayer por los intentos de Francia para que la operación fuese desarrollada por la Unión Europea y no por la OTAN, algo que quedó descartado ayer en una reunión de ministros de Exteriores de los Veintisiete.
El Gobierno francés propuso ayer crear lo que denominó una “dirección política” de la intervención en Libia, sin excluir que las operaciones se apoyen en los medios militares de la OTAN.
El ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, explicó ante la Asamblea Nacional en París que la iniciativa, que se concretaría con reuniones de los Estados participantes y la Liga Árabe, partió del presidente Nicolas Sarkozy.
La primera reunión se celebrará, según Juppé, en los próximos días en Londres, Bruselas o París.
“A partir de esa dirección política y bajo la responsabilidad de nuestros ministros de Defensa, se utilizarán desde luego las capacidades de planificación y de intervención de la OTAN”, agregó Juppé.
Su declaración se conoció después de que, en Bruselas, la OTAN cerrara su planificación técnica para ayudar a imponer la zona de exclusión aérea sobre Libia aprobada por Naciones Unidas, pero sin alcanzar un acuerdo sobre si va a participar en esa operación.
El ministro recalcó que la operación la llevan a cabo estados que no son todos miembros de la OTAN, y “por lo tanto no es una operación de la OTAN”.
Juppé sostuvo que la intervención será “breve”, un deseo en el que coincide Francia con Estados Unidos.