“A medida que la imagen de Stieg se va explotando su esencia se diluye. Al final sólo quedará el nombre, la marca Larsson”, ha lamentado en declaraciones a los medios, y ha recordado que la muerte prematura del autor de Millenium le impidió fijar directrices sobre cómo gestionar su obra y los productos que se basan en ella, como
las películas. “No quiero que sus luchas y sus ideales sean ensuciados y explotados.
“Sé muy bien como reaccionaría en cada una de las situaciones que conozco hoy. Lucharía”, añade en la obra, y se postula para combatir la desvirtuación de Larsson, del que defiende su labor periodística y su compromiso.