Écija, pionero en las series de largo recorrido en España, desde Médico de familia a Un paso adelante, espera que Águila Roja. La película, que se estrena el próximo miércoles, marque un nuevo hito en su carrera, porque se trata de una producción “que no tiene precedentes en el cine español”, aseguró en el transcurso de un desayuno informativo en la Agencia Efe.
No sólo porque es la primera vez que se lleva a la gran pantalla una serie de televisión que sigue en antena, sino también por el “gran valor” que tiene el que la industria española aborde “una película épica en un género tan difícil como el de aventuras”.
Daniel Écija (Australia, 1963), presidente del Grupo Globomedia, habla desde la experiencia que le ha dado pasar por todas los oficios de la televisión, desde montador hasta realizador y director, aunque reconoce que vive estos días con el “miedo” de que la película no responda a las expectativas de los millones de seguidores que arrastra la serie de TVE.
Écija confía en atrapar también ahora al espectador gracias a la “genética de amor, desamor, amistad y compromiso” que ha volcado desde la serie a esta aventura autónoma para el cine, un medio donde “se magnifica el buen trabajo, pero también los errores”, y en el que, además, hay que disputar el precio de la entrada en una lucha abierta con las grandes producciones estadounidenses.
No obstante, confía para el éxito en el “oficio” conseguido después de quince años de experiencia en la ficción televisiva, un campo en el que España ha alcanzado, dice, “un nivel extraordinario”.
“En este tiempo hemos desarrollado mucho músculo artístico, se ha forjado un oficio y una industria que mueve miles de puestos de trabajo, a la que tenemos que dar continuidad entre todos”, añade Écija, quien recuerda que las series españolas se ven en 120 países, “incluyendo el 'prime time' de Italia y Francia”, apunta.
Daniel Écija, productor de series de gran éxito como El internado o de películas como Tres metros sobre el cielo (la más taquillera de la producción nacional en 2010), considera, como los viejos productores de Hollywood, que la figura de estos debe tener potestad artística sobre sus obras, y que la “soberanía del prestigio la otorga el
espectador”.