En la localidad de Mabalacat se repitieron, como cada año, las escenas en las que los penitentes son arrastrados con cuerdas por las calles y derribados a golpes por grupos de cinco y seis jóvenes provistos de diversos objetos.
Los penitentes van ataviados con una túnica, descalzos, su rostro cubierto por una capucha y una corona de hojas.