Este incremento en las facturas a pagar no tendrá en realidad una gran repercusión sobre los bolsillos de los ciudadanos pero, no obstante, es llamativo que se produzca en este momento porque para que así haya sido ha debido ser autorizada por el Gobierno, que es quien tiene potestad para revisar las tarifas eléctricas cada tres meses, por lo que el recibo de la luz es algo que puede variar -al alza o a la baja- hasta cuatro veces al año.
En España se ha dicho desde siempre que las tarifas que pagan los usuarios no cubren los costes que supone darles el servicio que reciben, lo que se ha llamado como déficit tarifario crónico. Este problema no es exclusivo de este servicio, por lo que el Estado debería actuar del mismo modo que hace con otros en idénticas circunstancias, corregir el déficit con fondos propios y arbitrar medidas eficaces para que quien más consume pague más.
Una subida de la luz en un año que se anuncia terrible por la crisis es otra pésima noticia para el bolsillo de la inmensa mayoría.