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Andalucía

Tiempo entre costuras

El PSOE andaluz ha entrado en ese proceso tan bien conocido por cargos electos y militancia cuando los congresos están a la vuelta de la esquina y se negocia

Publicado: 07/02/2025 ·
12:42
· Actualizado: 07/02/2025 · 12:42
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  • El jardín de Bomarzo.

El PSOE andaluz ha entrado en ese proceso tan bien conocido por cargos electos y militancia cuando los congresos están a la vuelta de la esquina y se negocia todo previamente, generalmente en la idea de evitar la confrontación en la medida de lo posible. María Jesús Montero, en este sentido, anda dándole al pedal de la máquina de coser como quien saca dobladillos aquí, pone parches allá, remata un siete por abajo e intenta, con todo, componer un traje a su medida y sin arrugas para estrenar lucida y firme en el congreso de Armilla de finales de este mes de febrero en el que el día de Andalucía, 28F, corona a todos. Montero quisiera tener cerrados los poderes de las provincias para esa fecha y en eso anda, pero el laboro es arduo y lograr consensos en todas las provincias evitando procesos de primarias no es fácil pese a que todos están por darle gusto a la nueva líder del socialismo andaluz y ministra de Hacienda, que de entrada y con su incorporación ha logrado dotar a sus huestes de la suficiente dopamina como para afrontar los procesos electorales venideros con la seguridad de poder darle la batalla al PP andaluz. Distinto será ganar, pero la sensación de que la pelea está servida se ha instalado en las casas del pueblo. También en las de enfrente.

En este proceso hay palabras o frases habituales en el argot que son odiadas, usadas, manoseadas de manera habitual o interesada como renovación, consenso, generosidad política, dar un paso al lado… En definitiva, terminología gramatical que describe el hecho de apartar a los que están o estuvieron para que se pongan otros y, fruto de lo cual, al mismo tiempo que nace el monterismo entre los afortunados elegidos para ocupar los principales órganos de poder nace el antimonterismo entre los que han sido renovados o apartados fruto del consenso. Todo, más o menos, a la par.

La que resultará aclamada como secretaria general debe coser con esmero varias provincias, sobre todo: Málaga, donde todo hace indicar que debe renovar el liderazgo de un Dani Pérez que no tira en una provincia donde el PP navega libre y suelto, Huelva, que está confrontada entre el poder que representa María Eugenia Limón y María Márquez con los restos de Mario Jiménez -que lo apostó todo a Juanfran- y un sector importante de un partido roto desde la abrupta salida de Ignacio Caraballo, Cádiz, que transita en el abismo con una ruptura absoluta entre dos bandos y donde el consenso parece imposible porque la distancias y los intereses están muy alejados y no parece que ninguno de los bandos esté -en principio- por dar un paso al lado, o Jaén, donde Paco Reyes ha lanzado sorpresivamente la idea de marcharse -renovación- pero desliza que será siempre que haya consenso y aunque ha impulsado un conejo para e su sucesión como es el alcalde de Arjona, Juan Latorre, sabe que, agazapad@, anda un zorr@ dispuesto a disputar el trono jienense llegada la hora. En todos los procesos Montero deberá coser con esmero, aguja y dedal no sea se pinche, decidir cuál es su equipo de confianza y todo hace indicar que busca determinados perfiles y estos se alejan del que ella misma propone.

El poso de un partido viejo le hace ser intenso en la refriega interna y, a la vez, ordenado cuando toca enfrentar al adversario. Como ejemplo valga el consejo a una destaca dirigente socialista nombrada hace unos años a cargo regional distinguido y que le hacía el curtido y veterano Gaspar Zarrias: “Mira, muévete por donde quieras por toda Andalucía, sin pedir permiso, con absoluta libertad, menos por Sevilla. A los sevillanos déjalos tranquilos, ni te acerques salvo que te den permiso. Porque los sevillanos se pelean a muerte entre ellos, pero de la misma manera se juntan cuando alguien de afuera les viene a ordenar…”. Pues eso.

De la misma manera que Montero cose y cose para unir al partido en la idea única de su liderazgo, el PP le prepara un traje. A Moreno Bonilla no le gusta el fango, lógico. Su inmaculada presidencia se basa en no dejarse manchar con asuntos que le resten, con trifulcas innecesarias, evitar el cuerpo a cuerpo porque en él siempre se termina encajando golpes y es por esto que Montero intentará hacerle bajar de su divino y elevado deambular político para asentarle sobre el terreno, lo cual él evitará a toda costa como evitará la confrontación directa con una mujer empoderada que en el cuerpo a cuerpo solo tiene que ganar. En este sentido, y es muy triste asumirlo pero es lo que nos ha tocado vivir, en el debate político entre hombre y mujer -y generalizar es absolutamente incorrecto- todas las de perder las tiene el hombre, que debe medir con sumo cuidado lo que dice y cómo lo dice porque el menor desliz le lleva al tenebroso sendero del machismo o cualquier otro ismo de renombre. Y eso la mujer que debate lo sabe y, muchas veces, no siempre, pero si muchas, juega con ello, provoca, es una bala extra que guarda en su recamara. Es por esto que el perfil de Montero es el que peor que le viene tanto al PP como a Juanma, pese a que digan que les viene bien porque en base a ella pueden construir un relato a la contra. No les viene bien. La ministra de Hacienda sabe que hay un porcentaje de voto socialista prestado al PP que volverá a ellos con el reclamo del nuevo liderazgo porque, hay que tenerlo en cuenta, en torno al cincuenta por ciento de los votantes del PP en Andalucía lo son por Moreno Bonilla y eso es mucha piscina donde recuperar pececillos que antes nadaban en otras aguas. El PP sabe que el PSOE andaluz es una máquina y que ahora está activa.

El traje que le prepara el PP-A a Montero es aquel que la encaje en el socialismo viejo andaluz, el que la recuerde a Chaves, a Griñán, también a los Eres pese a que esto esté amortizado, el que la vincula a Sánchez y a todas las cuitas del presidente para mantener el poder en Madrid pese a los agravios entre comunidades y, especialmente, hacia Andalucía, manteniendo para Moreno Bonilla el traje de lo moderno, del futuro, de un 28F que veremos ahora impregnado de una Andalucía joven, visual, conectada, bonita. Montero es pasado, Juanma futuro, esta es la idea popular. Mientras que Montero le quiere bajar al fango y le pide explicaciones, por ejemplo, del supuesto acoso sexual del alcalde de Algeciras a ediles tras las últimas filtraciones como si Moreno Bonilla tuviera algo que ver con eso -de haber algo en eso, que esa es otra-, el PP-A la encuadrará en el socialismo y la Andalucía de antes. Pasado y futuro, ocupen espacios.

Trajes a medida para todos, es tiempo de costuras.

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