La puerta del cielo, de Michael Cimino, o 1941, de Steven Spielberg.
La revisión del superhéroe que popularizó en el cine Arnold Schwartzenegger no ha tenido, pese a los renovados músculos de Jason Momoa, tirón en la taquilla: sus 90 millones de dólares de presupuesto se han traducido en apenas diez en Estados Unidos y un debut en el cuarto puesto. Y es que no existe la fórmula del éxito, por mucho estudio de mercado, test de público, cazatalentos y magnates que pueblen Hollywood.