No obstante, este buen dato tiene, al menos tres ‘peros’. En primer lugar, que en ese importante descenso puede tener mucho que ver la caída del trabajo en la construcción (uno de los sectores más afectados por este problema) y no en un aumento de las medidas de seguridad y concienciación de empresarios y trabajadores.
En segundo lugar, que la provincia sigue siendo la tercera de Andalucía en número de accidentes laborales, por detrás de Sevilla y Málaga, lo que es motivo de preocupación para intentar corregir esta lacra. Y en tercer lugar, que los sindicatos desconfían de las cifras oficiales, porque hay un desfase entre lo real y lo publicado, al haber empresas que por carecer de valoración de riesgos laborales, sólo registran los accidentes que se produzcan en ellas si el empresario tiene voluntad de hacerlo. La administración, en este asunto, pide mayor implicación a todos, pero sigue sin estar a la altura de lo requerido.