El levantamiento de la excomunión, anunciado ayer por el Vaticano, ha sido ya criticado por grupos católicos progresistas, que denunciaron que los tradicionalistas siguen sin aceptar el Concilio Vaticano, y por la comunidad judía, debido a que uno de los obispos rehabilitados, el británico Richard Williamson, ha puesto en duda el holocausto judío.
Los otros tres obispos rehabilitados son Bernard Fellay, superior de la Fraternidad San Pío X, creada por Lefebvre; el español Alfonso de Gallareta y el francés Tissier de Mallerais.
Los cuatro quedaron excomulgados automáticamente en 1988 tras ser ordenados por Lefebvre contra la voluntad de Juan Pablo II.
Lefebvre también fue excomulgado, así como el obispo brasileño ya fallecido De Castro Mayer, que participó en la ceremonia.
“La revocación de las excomuniones no supone todavía la plena unidad, pero es un importante paso”, dijo el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien negó que el paso dado suponga “la muerte del Concilio Vaticano II o que haya sido traicionado”.
“Más al contrario, ni muere ni es considerado ya como un elemento de división”, aseguró el jesuita, quien precisó que para que haya plena unidad queda por definir la situación en la que quedarán los tradicionalistas dentro de la Iglesia.