Elche 0
—Real Sociedad—Bravo; Carlos Martínez, Labaka, Mikel González, Castillo; Rivas (Necati, min. 56), Bergara, Aranburu, Xabi Prieto, Marcos (Moha, min. 80); Agirretxe (Abreu, min. 68).
—Elche—Caballero; Zubiaurre, Samuel, Fernando Niño, Oscar Rubio; Usero, Acciari, Santos (Cobo, min. 81), David Fuster, Saúl (Rubén Pérez, min. 66); Miguel (Bolado, min. 64).
Árbitro: González González (Castilla- León). Amonestaciones a Rivas, Aranburu, Xabi Prieto, Usero, Acciari, Fernando Niño y Saúl.
Incidencias: Encuentro disputado en Anoeta ante 17.326 espectadores.
La Real Sociedad y el Elche empataron en Anoeta en un partido competido, que dominaron los alicantinos en la primera parte y los guipuzcoanos en la segunda y en la que fue decisivo el guardameta argentino Willy Caballero.
La Real llegaba a este encuentro con mucha moral tras un brillante triunfo contra el Levante y quizá subestimó a un Elche emergente, que únicamente ha perdido dos de los últimos 14 partidos y que ha demostrado que no es casual su buen momento de forma, al dominar de inicio a los locales.
Ibán Zubiaurre, recibido de forma hostil por los aficionados donostiarras al recordar todavía su salida del Athletic de Bilbao, pudo marcar en el minuto 16, en un lanzamiento directo de falta al poste de la portería del meta chileno Claudio Bravo.
Una caída de Agirretxe en el área ilicitana, reclamada como penalti por el jugador, encendió los ánimos contra el árbitro, cuya designación había sido ya muy criticada por su actuación en los partidos que dirigió a los blanquiazules contra Eibar y Albacete.
David Fuster, recién iniciada la segunda parte, volvió a tener en sus botas el gol, en una jugada de estrategia que no llegó a buen término para su equipo por una acción providencial de Bravo. Labaka hizo lo propio en el 65, pero su remate fue respondido con una parada antológica de Caballero.
La entrada del uruguayo Sebastián Abreu elevó los ánimos en la grada y ha coincidido con los mejores minutos de los realistas durante todo el partido, además de disfrutar de una ocasión clara para marcar de cabeza, abortada de nuevo por un impresionante Caballero.
