48 horas después y con la tranquilidad que suele dar la perspectiva del tiempo, la vuelta a los entrenamientos acogió la versión más autocrítica, con el repaso sosegado en la enumeración de todo lo positivo y negativo que se desplegó sobre el césped de Pozoblanco.
Era el momento de exposiciones, de revisar con calma todo lo sucedido, de sacar conclusiones y claridad en una derrota que dejó mal sabor de boca. El derroche desplegado, la entidad del rival, dejó sensaciones extrañas en una expedición que se lamentó de no haber podido sacar algo positivo en su estreno liguero.
Las formas, tal y como se produjo la derrota, no taparon errores cometidos. Tics que deben mejorarse y que lejos de bajar los ánimos, se quiso dar el valor real. Ni más ni menos. Mere fue exponiendo uno a uno todos los aciertos. Sosegado, fue mencionándolos.
En líneas generales, el equipo cumplió con el objetivo, con el trabajo encomendado, pero sin suerte. No se contó con que el guión preestablecido tuviera un vuelco tan cambiante en el tramo final. Palabras como “confianza” fueron pronunciadas en esa charla que sirvieron para volver a reactivar las ganas por afrontar el próximo duelo, primero en Valdelagrana, como local. El Alcalá ya aguarda.
Ésa que se sigue llevando en el día, para que el plantel continúe creyendo en todo el trabajo realizado. Esto solo es una chinita en el camino. La historia nada más que acaba de comenzar, queda muchísimo por recorrer y hay que mantener esa “humildad” en el trascurrir del campeonato.
La nota positiva fue la vuelta de Benítez, que se unió al grupo y por la intensidad con la que se mostró durante la sesión, todo parece indicar que no tendrá problemas para ser de la partida ante los panaderos. El medio padeció una microfisura en una de sus costillas tras un encontronazo en el encuentro ante el San Fernando, que le imposibilitó estar ante el Pozoblanco.