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Sábado 16/11/2024
 

San Fernando

“La gente soporta la crisis con la mayor dignidad que puede”

El sacerdote y abogado ha puesto en marcha un despecho de profesionales para asistir jurídicamente a las personas que lo necesiten.

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Busca -junto al arzipreste de la ciudad, Alfonso Gutiérrez Estudillo- que abogados, economistas, asesores fiscales... se unan en un bufete solidario para encauzar los problemas de personas que lo están pasando mal y no tienen medios para pagar esos servicios profesionales. El primer día que lo publicitaron se apuntaron diez profesionales, lo que demuestra las palabras de García Berbel. Que está fluyendo un movimiento de solidaridad en la sociedad que no es patrimonio de los católicos, sino del ser humano como tal.

—Usted salió en la prensa como uno de los abogados que había conseguido mejores notas en derecho matrimonial en el Tribunal de la Rota.
—Qué buena memoria tiene.

—No. He mirado en internet.
—Eso en mi vida es anecdótico y tiene muy poco mérito porque desde que empecé los estudios eclesiásticos siempre tiré hacia la rama del derecho matrimonial. Cuando hice la licenciatura de Derecho Canónico, en esa asignatura puse especial interés y cuando hice la tesis doctoral en Derecho Canónico la hice sobre un asunto de derecho matrimonial. Con lo cual, enfrentarme a compañeros míos abogados que hacía el curso de la Rota, en esa materia concreta creo que iba con un poquito de ventaja. Más que nada por los años de estudio que yo le había dedicado al tema, mientras para muchos de ellos era la primera vez que se enfrentaban al derecho matrimonial canónico. El mérito que tengo es cero.

—Ya habló el sacerdote. Pero ahí queda. Usted es abogado. ¿Puede ejercer?
—Sí. Antes de ordenarme estudié Derecho, trabajé como abogado en Jaén, en Málaga y en Granada y fue miembro del Colegio de Abogados de Jaén. Actualmente estoy colegiado como abogado en el Colegio de Madrid, lo que pasa que me dedico en cuerpo y alma al ministerio sacerdotal.

—Fue abogado antes que sacerdote.
—Yo soy abogado desde el año 1997 y me ordené sacerdote en el año 2003.

—Su vocación ha sido tardía.
—Si con eso me está llamando viejo…

—Me refiero a que fue después de.
—Sí, después de un cierto tiempo de tener una experiencia laboral y profesional en la calle. Hombre desde pequeñito tenía la inquietud.

—¿No está en contra de los Evangelios ser abogado y sacerdote? Lo digo por la frase de “al César lo que es del César y a Dios lo que es Dios”.
—Todo lo que sea colaborar con el Reino de Dios y su justicia lo va a encontrar en el Evangelio.

—Habría que preguntarle a Poncio Pilatos.
—Creo que Poncio Pilatos se había puesto muy nervioso si hubiera tenido que pleitear con juristas ante un proceso tan injusto como fue el de Nuestro Señor. Fue un juicio como el de una oveja que llevan al matadero, dice el profeta Isaías. Ya estaba profetizado que aquello iba a ser una farsa, que no fue un juicio justo ni se aplicó la legislación que tuvo que aplicarse, que era la de los romanos. Si Nuestro Señor hubiera querido defenderse, el propio Poncio Pilatos hubiera sido condenado por prevaricador.

—Usted lo que está haciendo en San Fernando es unir esa vocación de servicio que tiene el sacerdocio con su profesión de abogado con el fin de ayudar a las personas que se ven envueltas en un litigio, o al menos decirles lo que tienen que hacer. Lo están haciendo a través de Cáritas, una organización que se está demostrando en esta crisis como el mejor ministerio de Asuntos Sociales. Pero yo le veo un problema. Los dos estereotipos de los españoles son ‘El Quijote’ y el ‘Lazarillo de Tormes’. Los quijotes son ustedes. Habrá muchos lazarillos.
—Efectivamente. Nosotros queremos concienciar a los profesionales que tienen talento para que sean solidarios. Uno de los grandes motivos de la crisis –creo, esto es muy opinable- es el egoísmo colectivo en el que hemos vivido. En los últimos años ha habido una sociedad en la que lo único que queríamos era el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo y sacar partido de todo. Los bancos sacar interés al capital; los empresarios de la construcción, el mayor beneficio posible a su suelo… Todo el mundo iba a sacar partido y se ha hecho mucho dinero y muy rápido. Ha habido años de aparente bonanza. Ahora estamos en crisis y lo que queremos fomentar es la solidaridad en el sentido de que el que tenga talento que lo ponga al servicio de los demás desinteresadamente. Queremos fomentar lo contrario de lo que hemos vivido estos últimos años. Que la gente piense qué puedo hacer por la gente de forma desinteresada.

—Y están teniendo éxito hasta ahora.
—El éxito o el fracaso son muy relativos.

—Pero hay profesionales que se están sumando.
—Sí. El primer día ya vinieron diez. En la cuenta de correos que tenemos han dejado mensajes abogados, economistas, una secretaria de un ayuntamiento que por la mañana trabaja en el ayuntamiento y por las tardes se ha ofrecido a colaborar. No es de San Fernando. Estamos poniendo en marcha, así entre comillas, el despacho de abogados que Cáritas va a facilitar a la gente. La masa de población que demanda ayuda la tenemos en la puerta.

—Pero hay ciertas restricciones.
—Más que restricciones hay unas condiciones que hemos puesto a los beneficiarios del servicio. No atendemos asuntos que ya estén bajo la atención de un letrado, reclamaciones de multas de tráfico, para la atención a inmigrantes Cáritas ya tiene en Cádiz un servicio específico y los desviaremos allí… Nuestro servicio es de orientación, de asesoramiento. No es un servicio paralelo al turno de oficio del Colegio de Abogados, sino que vamos a ayudar al Colegio de Abogados encauzando a gente a que vayan a pedir un abogado de oficio si tienen derecho a ello. Enseñarle a la gente a dónde tiene que acudir si quieren litigar. Para otras cuestiones que no sean litigiosas para eso tenemos a los abogados, los economistas, los asesores fiscales. En definitiva, hemos puesto unas condiciones que se basan en el índice de renta. La persona que pueda justifica que tiene ingresos por debajo de 1.600 euros tiene derecho a que Cáritas le preste ese servicio.

—1.600 euros en la unidad familiar.
—Exactamente. Luego se estudiarán las peticiones una por una y caso por caso, porque habrá muchas familias que tienen miembros impedidos… porque la vida de cada familia o de cada persona es muy diferente.

—Me supongo que la mayor parte de demandas serán sobre desahucios, créditos hipotecarios… lo que se está viendo en estos momentos.
—No ha llegado ningún tema de desahucio, quizá porque ya están en manos de un abogado. Sí que ha llegado gente agobiada por deudas y en el origen de esas deudas hay de todo. Algunas son personas divorciadas que firmaron en su día un convenio de divorcio y han cambiado las circunstancias, o que los cónyuges participaban de algún tipo de sociedad conjunta, aunque estuvieran divorciados… Hay todo tipo de situaciones.

—¿Los economistas cómo pueden ayudar? En esos casos ya no está por medio el Colegio de Abogados y pueden salir de allí con la solución.
—Sí, claro. Como las posibilidades de problemas que nos plantea la gente son infinitas, habrá que ver qué necesitan para que el economista se lo resuelva.

—¿Cómo están las cosas en la calle? Nosotros lo vemos porque nuestro trabajo es estar en la calle, pero ustedes llegan más cerca. Me supongo que se llevarán grandes sorpresas con personas que no lo parece pero que necesitan ayuda.
—En la cara de las personas se empieza a notar la crisis. Gente que aparentemente lleva una vida normal, entre comillas, reflejan en la cara la situación por la que están pasando. Cuando preguntas a personas qué les pasa, porque notas que les pasa algo, algunos te lo cuentan. ¿Cómo lo están llevando? Pues con la mayor dignidad que pueden, de eso nos estamos dando cuenta nosotros y también nos estamos dando cuenta de que hay un movimiento que no se nota, que no hace ruido, un movimiento de solidaridad, oculto. Ahora mismo tienen un papel muy importante en la familia, los abuelos y me parece que no se les está reconociendo. Muchas de las personas mayores que vienen a nuestras parroquias nos cuentan que se encargan de los nietos, cómo están ayudando a los hijos porque hoy en día todo el mundo tiene a alguien en su familia que lo está pasando mal. Las familias están volviendo a unirse, se están volcando alrededor de la persona que más lo necesita.

—Cualquier reducción de las pensiones pone en peligro todo el sistema. Ahí están los datos de que el pensionista es el que está amortiguando la crisis.
—A cualquier persona que tenga sentido común le parece una injusticia de las peores que se puede cometer enfocar el remedio de la crisis tocando las pensiones. ¿Por qué no se recortan los sueldos de esa cantidad de altos cargos que tenemos en nuestro país? Yo no me quiero meter en política porque no me corresponde, pero un país que tiene el doble o el triple de políticos que Alemania que nos duplica en población, me parece que lo que tiene que replantearse es el sistema. La cantidad de organismos ineficientes que tenemos, ¿por qué no se plantean recortar por ahí? A mí me parece que las pensiones, si acaso, lo que hay que hacer es subirlas porque son esas personas las que están sosteniendo ahora mismo cargas familiares, cargas económicas…

—Todo tipo de entidades está haciendo campaña en estos tiempos, las hermandades, como les corresponde en este caso… esa solidaridad está extendida por todos los estratos sociales y todo tipo de entidades.
—La solidaridad no es valor católico, es algo que llevamos inscrito todas las personas. Y es verdad que las hermandades se están volcando; y es verdad que hacen una labor que no se ve muchas veces y otras veces sí, porque hacen la Operación Kilo, la operación tal… porque son las promueven en las parroquias la recogida, almacenamiento y reparto. Están haciendo una labor impresionante. Y otro tipo de asociaciones civiles que están colaborando y que colaboran con las parroquias. Y mucha gente que viene a las parroquias a preguntar qué puede hacer.

—Por la parte que le corresponde a la Iglesia, ¿hasta dónde puede aguantar Cáritas?
—Cáritas está sobrepasada, pero yo creo que Cáritas siempre estará sobrepasada porque  los ingresos que recibe son muy cortitos, el servicio que presta es gratuito y por tanto la demanda es infinita. Cuando prestas un servicio gratis y el servicio es bueno, y es necesario, la demanda es infinita. Nunca tendrá Cáritas recursos suficientes para atender las necesidades de la gente. También es verdad que la misión de Cáritas no es sólo el asistencialismo en el sentido de dar comida a la gente. Va más allá y por eso nos hemos planteado el servicio de asistencia jurídica gratuita, porque la misión de Cáritas es ayudar a la gente, poner en valor a la gente, ofrecerle herramientas para que sepan buscarse la vida. No se trata de darles peces, sino enseñarles a manejar la caña para que ellos pesquen. Se están montando cursos de formación profesional concertados con instituciones públicas. Eso forma parte también de la misión de Cáritas, capacitar a la gente para que pueda buscar empleo.

—Por la labor que hace Cáritas, por la que quiere hacer y la conocen los creyentes y no creyentes, religiosos y no religiosos, se puede decir que hoy en día es la organización con más solvencia que existe en España y sobre todo con mucha más que otras organizaciones que existen y que deberían tener la misma solvencia.
—Hay que agradecerle la labor de Cáritas a los voluntarios, a esos que no hace ruido, que no se ven, que no se oyen… Esos son el alma mater de Cáritas. Ellos sostienen lo que nosotros vemos.

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