El pasado domingo, vecinos de el Carril de San Diego inauguración del alumbrado extraordinario de Navidad en este vial, situada en la verja exterior de la casa número 20 de dicha calle. Se pretendía así llamar la atención una vez más sobre la "penosa" situación en la que sigue este céntrico vial urbano, cortado al tráfico desde hace ya más de seis años –a causa de la ruina del citado inmueble– sin que se atisbe una próxima solución ni por parte municipal ni por parte de la administración de Justicia.
Casi un centenar de vecinos secundó la original protesta, que llegó acompañada de los elementos propios de estas fechas: velas, luces de colores, música navideña e incluso reparto de dulces. En el exterior de la ruinosa casa se colocaron unas pancartas reivindicativas y alrededor de las 20 horas tuvo lugar el solemne encendido del exorno navideño, entre aplausos de los concurrentes.
La situación de este barrio situado en pleno centro de la ciudad sigue degradándose día tras días por la incomprensible situación de bloqueo en el que lo mantiene esta finca apuntalada que corta el tránsito normal y libre por tres calles adyacentes: La calle de la Luz, la calle Benegil y el ya citado Carril de San Diego, una de las arterias principales de comunicación entre el Barrio Bajo y el Barrio Alto. La situación tercermundista de esta zona se agrava durante los fines de semana, cuando se concentran en el lugar muchas personas que, amparadas por la oscuridad y el deterioro urbano de la zona, dejan mucha suciedad en los alrededores, consiguiendo así que dichas calles estén aún más degradadas y se haya creado un verdadero foco de infección en el contorno de la finca.
Los vecinos opinan que el Ayuntamiento tiene suficientes herramientas administrativas y personal
en la asesoría jurídica y Gerencia Municipal de Urbanismo para haber dado ya una solución definitiva a este vergonzoso asunto. La pasividad de los gobernantes locales y de la administración de Justicia no tiene excusa alguna. El Ayuntamiento, con esta incalificable actitud, no sólo ha incumplido su deber legal de preservar el patrimonio, sino que ha convertido a los ciudadanos de la zona –vecinos y comerciantes – en víctimas inocentes de su inoperante incompetencia. Los perjuicios económicos para las empresas y trabajadores son numerosos y existen además muchos negocios que han tenido que cerrar a causa de esta lamentable situación que dura ya más de seis años y que lleva camino de convertirse en eterna. "A no ser que un milagro o una desgracia de incalculables consecuencias aceleren el proceso, los vecinos hemos perdido ya casi toda la esperanza", aseguran.
