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Lunes 18/11/2024
 
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Sevilla

Sí, se puede, con voluntad...

La Asociación Sevillasemueve aúna esfuerzos para que la Inmacula de Murillo se quede en la ciudad

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  • La Inmaculada de Murillo -

Se agota el tiempo, se acaba la oportunidad de ver la obra en su contexto barroco. A la Inmaculada de los Venerables sólo le quedan unos días en el antiguo Hospital de Sacerdotes, el que fuera su casa y de donde el mariscal Soult la sacó para ponerla a los pies del mismísimo Napoleón.

Tras el fin de la Guerra Civil Española la recuperación del lienzo y de otras obras de arte, como la Dama de Elche, se convirtió en un asunto de Estado, pues eran considerados “símbolos de la Nación Española”. Palabras que debían ser sinónimas de “símbolos de Madrid”, a juzgar por los hechos acaecidos hasta el día de hoy.

Difícil de comprender resulta el hecho de que el valioso lienzo no volviera a Sevilla, siendo también una ciudad española y la casa del mismo, aunque no lo parezca. Eran años de Dictadura, el Estado de Derecho se antojaba lejano y en España sólo existía una ciudad a la que había que engrandecer: Madrid,  algo que se consiguió, y de qué manera… Lo que no se concibe es que tras años de Transición, tras una descentralización política y treinta años de Democracia, estos hechos cometidos por las propias Autoridades Españolas no se hayan redimido. Aunque esto no es igual para todos. Pregunten en Cataluña por los documentos recuperados del Archivo de Salamanca. Pero allí hay orgullo y fuerza.

Bien conocida es la poca atención de Sevilla y su ciudadanía, con sus políticos a la cabeza, por temas que no consideran “de interés”, pero esa actitud debe ser historia. Por suerte, hoy día nos encontramos con un nutrido grupo de personas reclamando que el atropello patrimonial y artístico cometido por el Estado hacia Sevilla sea subsanado. No pocos han sido los profesionales de arte, doctores y catedráticos, asociaciones religiosas, civiles y ciudadanas, como hermandades, colectivos ciudadanos o la asociación Sevillasemueve; e incluso la Diputación de Sevilla, las que han reclamado, y siguen haciéndolo, las obras de arte expoliadas.

Actualmente, nuestra asociación tiene abierta una recogida de firmas en las que se reclama la vuelta de la Inmaculada a Sevilla, a la que pueden adherirse fácilmente en nuestra página web. Y es que no es imposible recuperar estas obras de arte; sólo es cuestión de voluntad y de alzar la voz. Tenemos legitimidad para hacerlo en las formas y el contenido. Sólo falta que los sevillanos, con sus autoridades a la cabeza (Ayuntamiento, Diputación y Junta de Andalucía) comiencen a trabajar en ello.

El pensamiento derrotista, sumiso, acomplejado e inmovilista es lo que nos ha llevado a perder tantas obras de arte y no hacer nada por recuperarlas.Realmente, además de cultura, podemos hablar de muchos otros ámbitos en los que nuestra ciudad es constantemente vapuleada. No podemos seguir con esta actitud, hay que mover las entrañas de la sociedad civil, hace falta actuar, e invitamos a todos los ciudadanos a hacerlo. Aunque sabemos que este expolio fue consentido y cometido por el propio Estado español, no debemos agachar la cabeza y aceptar lo que en otros tiempos era la norma. Hoy estamos en Democracia, en un Estado de Derecho que debe amparar la justicia y las reivindicaciones legítimas. Y en legitimidad a la sevillana Inmaculada de los Venerables no hay quien le gane.

Quedarse de brazos cruzados equivale a asumir la no-solución del entuerto. Ya son suficientes los privilegios que algunas instituciones han disfrutado por atesorar durante años obras de arte que legítimamente no les pertenecen. Es hora de que vuelvan a su hogar, el que nunca debieron dejar. La maquinaria social ya se puso en marcha hace mucho tiempo, sólo hace falta llamar a la puerta de la maquinaria institucional, que también debe ponerse en marcha para, juntas, fabricar esta devolución.

¿Se tirará la toalla antes de reclamar?  No lo sabemos, pero las ganas de reivindicar no nos la debe quitar nadie, y en ello debemos ir todos de la mano. Como decía aquel llamado utópico presidente de los Estados Unidos: “Yes, we can”.

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