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Jerez

Las ventas de coches cayeron a la mitad desde que empezó la crisis

Según datos de Acoauto, los jerezanos intentan gastarse entre 3.000 y 5.000 euros menos que hace cinco años a la hora de comprar un nuevo coche

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  • El sector automovilístico no levanta cabeza. -

Desde que en 2008 estallase la crisis económica la venta de coches en Jerez y el resto de la provincia han caído a la mitad y ha herido al mercado dejándolo por debajo del 50% de aquellos tiempos “tan felices” de 2007. Así lo asegura José Luis Torres Bustillos, presidente desde hace apenas dos meses de Acoauto, la Asociación de Concesionarios de Automóviles de la provincia, que es consciente de que el sector está en horas bajas y se ha marcado como objetivo trabajar para mantener la unidad y la colaboración de las empresas de otro de los colectivos más castigados por la adversa coyuntura económica. Como explica,  esta caída del consumo y esta tendencia a la bajada de las ventas , les ha obligado a “reestructurar” los negocios  “para poder resistir hasta que vengan épocas mejores”. Unas medidas que pasan por “reducir instalaciones, revisar los gastos de limpieza o cualquier otro desembolso que pueda ser prescindible” y que “lógicamente” también conlleva una  una “drástica” reducción de personal.


“Estamos analizando toda la cuenta de resultados para adaptarla a los ingresos que estimamos que vamos a tener”, añade. No obstante, aunque no tiene el dato exacto, calcula que desde 2008 hasta la actualidad han cerrado un 15% de los puntos de venta en Jerez y la provincia. “Lo que sí ha habido es mucho cambio de manos, y agrupación de marcas en una misma instalación”, añade.
En lo que respecta a personal, después de que este sector esté pagando como otras muchas parcelas el “poco dinamismo del consumo”, que en esta zona se agrava más si cabe por los altos índices de desempleo, estiman que las plantillas de los concesionarios se han reducido en torno a un 25%.  Aunque el año acaba de empezar, las previsiones para el mercado no son demasiado halagüeñas. “La previsión que hacen los fabricantes, y es a la que nosotros nos tenemos que atener, es que va a ser un mercado muy similar al del año pasado. Un mercado que ronda las 700.000 unidades, cuando antes de que estallase la crisis había una cuota de 1.600.000 unidades”.  Eso sí, el máximo representante de Acoauto reconoce que el mercado que hubo durante los primeros años de la década anterior tampoco era el “natural”. “La economía estaba un poco inflada y la gente compraba por encima de lo que podía. Creemos que en España el punto idóneo debía estar en 1.200.000”, sostiene. 

Y evidentemente al haber pasado de una economía “alegre” a otra en recesión, las prioridades de los consumidores a la hora de invertir su dinero en un coche también han cambiado casi de forma obligada. “Han cambiado totalmente. El cliente está optando por una compra más racional, que cubra las necesidades y reúna las máximas calidades al mejor precio posible. Las compras de vehículos por imagen prácticamente han desaparecido”.


En este sentido, aunque no se extinguen tendencias como la del monovolumen para las parejas jóvenes que deciden ampliar la familia, siempre que su precio sea razonable, sí se ha rebajado el tope que están dispuestos a pagar cuando no les queda otra que renovar su coche. No obstante, como matiza Torres, la decisión va a depender mucho del tipo de uso que le va a dar el cliente. “ No es lo mismo la persona que casi no utiliza el vehículo que el que lo tiene como un bien de primera necesidad que tiene que estar utilizando constantemente. Eso sí -precisa- hemos notado que la gente está dispuesta a gastar un precio máximo por cada segmento de vehículo. Por un utilitario antes los clientes podían llegar a los 18.000 euros y ahora de los 12.000 no quieren pasar. En general, creo que los gaditanos intentan gastar entre 3.000 y 5.000 euros menos que antes de que estallara la crisis”. Lejos de lo que pueda pensarse, esta situación no exime a los conductores de renunciar a extras como el dispositivo de bluetooth y otros similares, si bien la mayoría prescinde de “ciertos lujos superfluos” como puede ser el techo solar. Pese a todo, la tendencia general de quien acude a un concesionario a cambiar de coche sigue siendo la de “llegar a una cantidad, y cuantas más prestaciones dé el vehículo por ese precio, mejor”.


De igual manera, además de que el paro descienda para que el consumo se reactive, en Acoauto tienen claro que para salir adelante este sector necesita “facilidades” de acceso al crédito y que se alivie la presión fiscal que soportan. “La mayoría somos pymes netamente locales, que nos basamos en la distribución y no en la fabricación”.

escasa tasa de reposición
Mientras estas medidas no llegan el sector tiene que conformarse con otras como el Plan Pive que ha puesto en marcha el Gobierno  para retirar del mercado vehículos obsoletos y renovar el parque automovilístico con el fin de evitar que vehículos ineficientes e inseguros anden circulando por las carreteras. “ Creo que es un acierto desde todos los puntos de vista”, añade.
No obstante, pese a que fue el sector el que demandó esta herramienta que de nuevo ha lanzado el Ejecutivo, alertan de los problemas de seguridad en las carreteras por la escasa tasa de reposición.

“La gente se queda con su coche antiguo hasta que ya no puede más”

Según advierte el presidente de la Asociación de Concesionarios de Automóviles de la Provincia, José Luis Torres, en el año 2007, la edad media del parque automovilístico estaba en torno a los 7 u 8 años, cifras que han crecido hasta los 10 debido a la crisis. “Al caer las ventas, el índice de reposición de vehículos nuevos sobre los usados es menor. La gente se queda con su coche antiguo hasta que ya no puede más y sólo aquél que puede adquirir uno nuevo, o necesita cambiarlo por motivos de trabajo, lo hace”, manifiesta. Paradójicamente, aunque en teoría esta situación debería beneficiar considerablemente a los distintos talleres de reparación de la localidad, la realidad no es que estos establecimientos no den abasto ni mucho menos. “El público está intentando dilatar los periodos de reparación del coche, salvo que sea un problema de urgencia. Esto redunda también en una ineficiencia de esos vehículos que están circulando y en que se acorta la vida del producto. Los talleres y concesionarios -añade- estamos haciendo un gran esfuerzo en este sentido para abaratar los costes de mantenimiento para que la gente pueda seguir teniendo el vehículo en condiciones óptimas de uso”.

El precio y su falta de autonomía impiden al coche eléctrico despegar

El coche eléctrico no termina de llegar a todos los públicos pese a las campañas que se vienen realizando en los últimos años. Desde Acoauto ven con buenos ojos esta opción, pero también creen que para que se consolide todavía quedan muchos detalles en los que trabajar, empezando principalmente por el precio. “Es una solución razonable, apunta el presidente de esta asociación a la hora de referirse a esta modalidad- desde el punto de vista medioambiental y del consumo, pero siguen teniendo un precio elevado. Además, son vehículos cuya eficiencia de uso para un cliente de uso habitual está en entredicho por la falta de autonomía que tiene. Es verdad que sería una alternativa muy buena para cierto tipo de usuario que no sale a carretera, o que emplea el coche para trayectos cortos”, añade.

más contras que pros
No obstante, en los tiempos que corren, resulta complicado hacer una inversión para limitar la utilidades de un determinado vehículo en función del trayecto específico.  “La gente no se puede permitir tener un coche para recorridos largos y otro para ciudad. Este hándicap se intentó solucionar con los vehículos híbridos que tienen su nicho de mercado y se están vendiendo”, agrega.


Al margen de estas cuestiones aún por perfeccionar, en el mer- cado los vehículos que más funcionan en estos momentos son los europeos, americanos, japoneses y coreanos. En cuanto a la segunda mano, en proporción a la venta de los nuevo se venden más, pero ni siquiera esta opción se ha salvado de la caída generalizada en las ventas.

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