El 3 de abril de 1979 volvía a celebrarse en España unas elecciones municipales, tras el paréntesis de la dictadura franquista. Y para conmemorar esta fecha el Partido Socialista ha realizado con un manifiesto en defensa de la democracia local, y en contra de la reforma de la Administración que prepara el Gobierno central.
“Lo que fue ilusión ahora es incertidumbre, lo que fue esperanza ahora es desafección. Lo que fue recuperar libertades y derechos, ahora es un lento e inexorable proceso de pérdida y recortes”, aseguran en el documento.
Los socialistas consideran que la normativa es un “ataque partidario contra la autonomía municipal”; de la que recuerdan que es un principio constitucional y pilar básico del modelo de convivencia y de participación de la ciudadanía. De hecho, para la portavoz del Grupo Municipal en el Ayuntamiento, Rosa Torres, la reforma supondría prácticamente “volver 34 años atrás”.
En el partido insisten que la normativa provocará que algunos ayuntamientos dejen de prestar algunos servicios, en favor de las diputaciones provinciales, y que además se provocará un encarecimiento de los mismos fundamentalmente por su privatización si no sean rentables económicamente para los consistorios. “La intervención y la retirada de competencias, justificada por los baremos de costes, rentabilidad y estabilidad presupuestaria, convertirán a los gobiernos municipales en meros simulacros de representación política, y por ende, en un ficticio proceso de elección los comicios locales”, aseguran en el manifesto.
Asimismo, el documento también defiende la labor dinamizadora de los consistorios, a pesar de algunos los casos de derroche público. Por ello, el PSOE lamenta que se haya querido criminalizar el ejercicio político municipal con un falso debate sobre retribuciones y sueldos, aprovechando el proceso actual de desafección colectiva hacia la política.
En contra de esta reforma, el PSOE afrontar “con valentía” un debate territorial, de competencias y de financiación, “en vez de fiar el futuro de nuestros pueblos y ciudades a los criterios del mercado” para evitar que las decisiones se alejen “de las plazas de los pueblos y se tomen en despachos privados”.
