Jerez de la Frontera tiene una plaza/tiene una plaza/ con una fuente en medio/ de oro y plata/ de oro y plata...Plaza del Arenal. Esa bulería de La Paquera, escrita expresamente para ella por Antonio Gallardo, me despertaba cada mañana de verano, en los albores de los años 60, cuando ya el curso escolar había concluído y en lugar de levantarme a las 8 de la mañana lo hacía como una hora más tarde.
Era la sintonía de un programa de radio, de la entonces única emisora que había en nuestra ciudad, Radio Jerez, que se llamaba precisamente Plaza del Arenal y que llenaba las mañanas de aquella época con la voz inconfundible de Manolo Fernández Peña, con el que Antonio se habrá encontrado allá en las alturas y, de seguro, que ya habrán montado algunos de esos Jueves Flamenco que se celebraban en la plaza de toros, con llenos espectaculares en noches de mucho calor y muchas bulerías. Antonio Gallardo se ha ido y con él, como muy bien comentaba Paco Cepero, se ha ido toda una época.
Ha sido un hombre apegado a sus raíces jerezanas, de las que nunca quiso separarse. Me comentaban algunos que en su momento le dijeron que se fuera a Madrid, que allí tendría éxito, pero él no quiso. Se quedó en su Jerez, se quedó con la Gitana del Manto Rojo, se quedó con su Madre de la Soledad, se quedó al lado de su mujer, Rosario, se quedó al lado de sus seis hijos, se quedó trabajando en lo que mejor sabía hacer, componiendo, gestando éxitos de muchos artistas, promoviendo artistas como aquel grupo de Los Faraones de donde saliese El Gómez, tantos años al lado de Antonio Gades, o luego el grupo Marismas y muchos otros artistas que pasaron por esa academia de cante, baile y guitarra que montó donde antes había estado un estudio fotográfico que era santo y seña de la ciudad y que tenía por nombre Doan. Aquel estudio era paso obligado para los chavales y chavales de Primera Comunión o para la foto de novios. Doan.
Don Antonio Gallardo Molina que tiñó de luto el segundo fin de semana de este mes de abril que ya aventura sol y playa, ferias y rocíos aunque el patio, ese patio donde se han cantado los villancicos de Antonio, no está para fiestas.
