El primer día de la Feria de Abril de Sevilla convierte hoy las calles del real en una pasarela en la que se suceden las mujeres con el traje de flamenca, los hombres vestidos "de corto" paseando a caballo y los carruajes sobre el albero que sirven de marco a la imagen más típica andaluza.
El buen tiempo que acompaña a este martes de feria, con temperaturas que alcanzarán los treinta grados, será un estímulo más para disfrutar de la primera jornada oficial de comida y bebida en una feria que no necesita más alicientes para invitar a disfrutar.
Las más de mil casetas que componen el real ya reciben a los feriantes, dispuestos a seis días de baile por sevillanas, fino y "rebujito", una mezcla de vino manzanilla con refresco de gaseosa.
Este año además la Feria vivirá el esplendor del paseo de caballos, ya que el consistorio ha liberalizado las licencias con la concesión de 1.400 matrículas, de las que calcula que unos setecientos acudirán a diario al recinto.
También es día de recepciones en algunas casetas, aunque éstas han disminuido en los últimos años como consecuencia de la situación económica, que ha motivado que el Ayuntamiento o los sindicatos decidieran hace tiempo renunciar a ellas.
La noche de hoy promete prolongar la fiesta hasta altas horas de la madrugada, ya que mañana es el único día festivo que tendrá la feria en la capital andaluza, con lo que la afluencia masiva de sevillanos está asegurada.
De esta forma, la ciudad artificial en la que se convierte el real compite con la espectacularidad de una ciudad Patrimonio de la Humanidad, cuyas calles se vacían de gente, que combina por unos días la rutina diaria con los volantes y los lunares.
Ese gran ambiente se traslada durante las tardes por algo más de dos horas a la plaza de La Maestranza, donde famosos y personalidades se dan cita para asistir al espectáculo de las figuras del toreo que deleitan en el albero en las "corridas de farolillos", que comenzaron ayer.
Hoy es la primera jornada bajo el sol, pero sevillanos y visitantes ya viven la feria desde anoche, cuando el alumbrado de la portada, inspirada en la Plaza de España, dio paso a la iluminación de las más de 250.000 bombillas del recinto al ritmo de Cantores de Hispalis y su "Que no nos falte de ná".
Previamente, los feriantes ya se habían reunido en sus casetas en la tradicional cena del "pescaíto", el primer encuentro gastronómico bajo los farolillos, que se alarga hasta que el cuerpo aguanta.
Este año se ha producido una singular versión de este momento, el denominado "pescrachito", una convocatoria de "escrache" ante las casetas de PSOE y PP que no tuvo demasiado éxito.
Es una muestra más de la influencia de la crisis en la feria, que ha supuesto un descenso del número de empleos y que el consumo haya bajado desde 2008, aunque el impacto se calcula en unos seiscientos millones incluida la confección de trajes de flamenca, complementos, taxis y hoteles.
Como no podía ser de otra manera, una cifra como esa ha llamado la atención de Hacienda y ha supuesto un incremento desde el pasado año de los controles fiscales y de la Inspección de Trabajo.
