La procesión de la Virgen del Rocío, como cada año, ha puesto punto y final a una celebración en la que fe, devoción, folclore y diversión se entrelazan hasta el punto de atraer cada año a cientos de miles de peregrinos y visitantes.
Atrás, días para el recuerdo, de convivencia, hermandad, emociones y sensaciones en torno siempre a una virgen, la del Rocío, la también llamada "Reina de las Marismas" o "Blanca Paloma", que este año, además, ha estado marcado por la concesión del Año Jubilar Mariano a El Rocío.
Tras la presentación de las 112 hermandades filiales entre el viernes y sábado, y la Misa de Romeros ayer por la mañana, el momento culmen de la romería se producía a las 03:25 horas, cuando tras el fin del rezo del rosario, el simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte llegaba al santuario despertando el fervor de todos los presentes y produciéndose el "salto de la reja".
Sus protagonistas, los almonteños más jóvenes que, presos de la emoción y el entusiasmo, no esperan a que se abra la verja tras la que se encuentra la Virgen y la saltan adelantándose para bajar a la imagen de su presbiterio.
Lo que sí que ha cambiado desde el año pasado y a raíz de que en 2011 se produjera la rotura del paso de la Virgen obligando a su recogida horas antes, es la forma en la que los almonteños afrontan los momentos previos y la propia salida, con una organización y una calma inimaginable hace tan sólo dos años.
De esplendorosa califican los almonteños curtidos en Rocío la salida en la que en apenas tres minutos los almonteños sacaban a hombros a la imagen de su ermita.
Y de ahí, a fundirse con sus fieles, a devolver la visita a todas y cada una de las 112 filiales, comenzando por la de Huévar (Sevilla) y a recoger miles de muestras de amor.
Los primeros vivas, palmas y rezos aún con la noche sobre la aldea y la marisma que la rodea, continuaron con las primeras claras del día y prosiguieron hasta las 10:30 horas, momento en el que, después de que el cielo se llenara de color como consecuencia de la lluvia de pétalos que dedica la Hermandad Matriz de Almonte a su patrona, la Virgen volviera a su santuario.
Un paseo de siete horas en las que el rezo se ha hecho plegaria y canción en boca de los miles de romeros que no han querido dejarla sola, que de nuevo la han arropado y no han querido perderse esos momentos mágicos e inolvidables que cada año deja.
En el que se han vuelto a ver "los vuelos" de los niños a manos de los costaleros para ser acercados lo más posible para que puedan tocar el manto de la Virgen.
Y en los rostros de los que la esperaban se ha dejado entrever la emoción y el sentimiento de tenerla junto a ellos, mezclada por la nostalgia que supone la visita de la Virgen, ya que con ella se pone fin a la romería, que este año, sin embargo, es menor.
Y lo es, porque los rocieros tendrán en 2013 una nueva oportunidad de ver a su Virgen procesionar por la aldea almonteña, será en agosto, coincidiendo con el Rocío Chico, con el que se conmemora el voto de acción de gracias realizado por el pueblo de Almonte a la Virgen del Rocío por haberlos "salvado" de la invasión de las tropas francesas, y del que se celebra el Bicentenario.
El regreso de la Virgen a su santuario y el fin de la procesión ha supuesto la conclusión de la romería de 2013, que si por algo ha estado marcada ha sido por unas temperaturas especialmente bajas que sin embargo, no han restado ni un ápice de calor a las sensaciones y emociones, y, como viene siendo habitual, por la ausencia de incidentes destacables, según ha informado el Plan Romero.
Este fin supone el inicio del camino de vuelta de las hermandades que hace que empiece a desactivarse el Plan Aldea, y vuelva a entrar en vigor el Plan Romero, que vigilará que todos los rocieros vuelvan a sus casas sin problemas, a pesar de que serán menos las que realicen la vuelta por los mismos caminos que los han visto acercarse, a lo largo de la semana pasada a El Rocío.
Un año más de camino y de aldea, de vivencias, de emociones y sensaciones, otra romería para el recuerdo de peregrinos, de romeros, de fieles y de curiosos y que hacen que el Rocío siga siendo siempre, Rocío gracias a que los almonteños han sabido conservar una devoción y compartirla y transmitirla más allá de las fronteras de Huelva, Andalucía y España. EFE