Los matadores Enrique Ponce y José María Manzanares han salido a hombros en la segunda corrida del abono del Corpus de Granada, con un flojo encierro de El Pilar.
Se lidiaron cinco toros de El Pilar, bien presentados en general pero muy justos de fuerza y raza, y un sobrero, el quinto, de Parladé, bien presentado y manejable.
Enrique Ponce: silencio y dos orejas.
Jose María Manzanares: oreja y oreja.
Alejandro Talavante: silencio y división de opiniones.
En las cuadrillas se desmonteraron Juan José Trujillo y Luis Blázquez en el quinto.
La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde soleada y con algo de viento.
Ni la técnica de Ponce pudo con el blando y desrazado primero, al que pasó por alto y cuidó en las tablas, pero la sosería del animal impidió el lucimiento. En su segundo, estuvo muy por encima del toro, al que fue metiendo en la muleta sin dejarlo pensar y con una técnica y medida que convenció al tendido por su profesionalidad, entrega y maestría.
Manzanares solo pudo completar dos tandas al blando segundo. Su toreo medido y con gusto no era seguido por un toro que no aguantaba las series. Pese a ello, dejó detalles sueltos. Al sobrero de Parladé lo toreó con ligazón, pero el toro no acabó de entregarse y le costaba rematar las series, pese a lo cual estuvo muy aseado sin acabar de sentirse.
Talavente no pudo dar armazón a su faena en el tercero de la tarde, un toro que protestó por alto y no se entregó. Lo intentó por el pitón izquierdo, el más potable, pero fue imposible dar continuidad. En el sexto tampoco se sintió el torero ni el toro permitió la continuidad en una faena desdibujada y muy justa.
