El golfista español Sergio García y el estadounidense Tiger Woods han hecho un intento por suavizar la polémica que envuelve a su relación, protagonizando un breve intercambio de saludos en el campo de prácticas del Merion Golf Club, en Pennsylvania (Estados Unidos).
El español, que días atrás en el BMW Championship había asegurado que "por supuesto" iba a estrecharía la mano del estadounidense, se acercó a Woods, a quien saludó y estrechó la mano en la sesión previa de Merion, donde jugó varios hoyos de prácticas acompañado por un oficial de policía.
El último capítulo de su más que dilatada y complicada situación se vivió hace apenas un mes cuando, durante la cena de entrega de los premios de la Gira Europea, el español dijo que serviría "pollo frito" a Tiger Woods, un comentario que sentó mal debido a que antiguamente en Estados Unidos se decía que a los esclavos afroamericanos se les daba de comer ese plato cada día.
Días después, García pidió un disculpas asegurando que se trató de una "broma" y que para nada fue un comentario "racista". "Respondí a una pregunta que me hicieron con una broma y fue un simple comentario tonto, pero de ninguna manera fue de un modo racista", explicó entonces.